“Los dos Papas” es, sin duda, una de las sorpresas más inteligentes y conmovedoras de los últimos tiempos. Dirigida con maestría por Fernando Meirelles, la película no es un documental ni una biografía, sino una meditación profunda y fascinante sobre la crisis de la Iglesia Católica, la tradición y la búsqueda de un futuro en un mundo en constante cambio. La película se centra en un diálogo aparentemente sencillo: el cardenal Bergoglio, futuro Papa Francisco, solicita al Papa Benedicto XVI el permiso para retirarse anticipadamente, un evento que sacudiría los cimientos del mundo católico. El film no busca juzgar, sino explorar la complejidad de las decisiones y las consecuencias de las acciones, ofreciendo una perspectiva inesperada y, a menudo, subversiva.
Las actuaciones son, sencillamente, excepcionales. Jorge López, como Benedicto XVI, entrega una interpretación magnífica y llena de matices. No es simplemente un Papa anciano y cansado, sino un hombre reflexivo, lleno de dolor y recuerdos, que ha visto la Iglesia cambiar a lo largo de su vida. La vulnerabilidad que emana de su personaje es palpable, y su diálogo con Bergoglio es, en esencia, un torrente de sabiduría, amargura y, sorprendentemente, empatía. Asimismo, Jonathan Pryce como el cardenal Bergoglio ofrece una interpretación igualmente notable. Su Bergoglio no es el hombre fervoroso y fanático que muchos podrían esperar; es un hombre pragmático, observador y, crucialmente, un hombre de su tiempo. Meirelles consigue captar con gran precisión la tensión entre el conservadurismo de Benedicto y la búsqueda de modernidad de Bergoglio, creando un enfrentamiento que va más allá de las diferencias teológicas.
La dirección de Meirelles es impecable. El film evita el melodrama y se centra en el poder del diálogo. Las largas tomas, las conversaciones íntimas en el Vaticano, los espacios vacíos y silenciosos que contrastan con la opulencia de la Iglesia… todo contribuye a crear una atmósfera de introspección y reflexión. El uso de la fotografía es sutil pero efectivo, resaltando la belleza y, al mismo tiempo, la melancolía de los personajes. Más allá de lo técnico, lo que realmente destaca es la honestidad con la que el film aborda temas tan delicados y polémicos. El guion, coescrito por Alejandro González Iñárritu y Nicolás Silver, es elegante y evita simplificaciones. Presenta las posiciones de ambos Papas con un respeto genuino, permitiendo que el espectador forme su propia opinión. La película no ofrece respuestas fáciles, sino que invita a la contemplación y a la discusión.
En definitiva, “Los dos Papas” es una película que no solo entretiene, sino que también provoca. Es un ejercicio de cine inteligente, humanista y, en última instancia, conmovedor. Un recordatorio de que incluso en el corazón de las instituciones más poderosas, la duda, la vulnerabilidad y la búsqueda de significado son elementos constantes. Es una película que permanecerá en la memoria mucho después de que los créditos finales hayan terminado de rodar.
Nota: 9/10