“Los Elfkins” (Los Heinzelmännchen) no es un clásico del cine de terror, ni siquiera del género fantástico. Es, en su lugar, una película con un aura melancólica y un encanto peculiar que se mantiene a pesar de su ejecución visualmente austera. La historia, adaptada de una leyenda popular de Colonia, narra el regreso de unos diminutos seres fantásticos, los “Elfkins”, expulsados hace dos siglos por la esposa celosa de un sastre. Su reaparición desencadena una serie de eventos en el presente, marcando el final de una era de prosperidad para la ciudad, y obligando a un joven y atormentado carpintero a confrontar su propio pasado. La premisa es, en esencia, simple, pero la película aprovecha su atmósfera y los personajes para ofrecer una experiencia inquietante y reflexiva.
La dirección de Klaus Zimmermann es notablemente sutil. Evita los trucos baratos y los sobresaltos fáciles, optando por un enfoque narrativo que se basa en la sugestión y el ambiente. El uso de la luz, especialmente las sombras largas y la iluminación tenue, contribuye significativamente a la creación de una sensación de misterio y temor. Zimmermann consigue transmitir una incomodidad latente, una sensación de que algo está mal, sin necesidad de recurrir a imágenes explícitas. La película no busca asustar al espectador, sino que busca generar un sentimiento persistente de inquietud y melancolía. Sin embargo, hay momentos donde el ritmo se ralentiza excesivamente, y la película corre el riesgo de perder el interés del espectador. No obstante, la atmósfera general es innegablemente evocadora.
El reparto es discreto, pero las actuaciones son sólidas. Jürgen Trimm, como el carpintero principal, ofrece una interpretación conmovedora, transmitiendo la soledad y el arrepentimiento de su personaje con una expresividad silenciosa y efectiva. El resto del elenco secundario, que incluye a los habitantes de la ciudad, contribuye al realismo y la credibilidad de la narrativa. La interpretación de la esposa del sastre, interpretada por Monika Sch Konrad, es particularmente memorable, ya que su mirada penetrante y su comportamiento perturbador sugieren una presencia maligna que acecha bajo la superficie. No se le da mucha profundidad al personaje, pero su actuación es suficiente para crear una impresión duradera.
El guion, aunque basado en una leyenda, carece de originalidad en algunos aspectos. La estructura narrativa es algo lineal, y la resolución, aunque emotiva, puede parecer predecible. No obstante, el guion se beneficia de un enfoque en el simbolismo y el significado subyacente. La historia explora temas como el resentimiento, la justicia, la pérdida y la búsqueda de redención. La leyenda de los Elfkins es utilizada como un vehículo para reflexionar sobre la naturaleza humana y las consecuencias de los actos pasados. Además, la película presenta un retrato interesante de la vida en una pequeña ciudad alemana a principios del siglo XX, con sus costumbres, tradiciones y conflictos sociales. La película es, en última instancia, una meditación sobre el poder de las creencias y la persistencia de las leyendas.
Nota: 6/10