Los Exámenes (2016)

“Los Exámenes” no es, de ninguna manera, una película que va a revolucionar el género del thriller psicológico, pero tampoco pretende hacerlo. Es, en cambio, una reflexión pausada y, a veces, inquietante sobre el amor paternal, la obsesión y la dificultad de aceptar el rumbo que la vida nos impone. La dirección de Sergi López, que también interpreta al protagonista, Romeo, es notable por su discreción. López evita los cliches del thriller, optando por una atmósfera densa, opresiva y llena de silencios que, a veces, transmiten más que cualquier diálogo. Se centra en el personaje de Romeo, mostrando su desolación, su profundo amor por su hija y su desesperación ante la posibilidad de perderla. Esta atmósfera se construye magistralmente a través del uso de la luz y la sombra, predominando los tonos grises y ocres que reflejan el estado emocional del protagonista.

Las actuaciones son un pilar fundamental de la película. Sergi López, en un papel que claramente le sienta a la perfección, ofrece una interpretación increíblemente honesta y vulnerable. Su Romeo es un hombre roto, marcado por el pasado y consumido por el miedo, y López lo transmite con una intensidad palpable. La joven actriz que interpreta a la hija de Romeo, Ana de Armas, también se destaca, logrando dar una imagen de inocencia y vulnerabilidad que contrasta con la creciente paranoia que experimenta a medida que la situación se complica. Aunque no se le permite mucho espacio para desarrollar su personaje, su presencia es esencial para comprender la desesperación del padre. Los secundarios son competentes, pero no sobresalen particularmente, quedando relegados a su función de proporcionar contexto y reforzar la narrativa central.

El guion, en general, es sólido, pero presenta algunas inconsistencias y momentos que podrían haberse desarrollado con mayor profundidad. El ritmo de la película es deliberadamente lento, lo que puede resultar tedioso para algunos espectadores. Si bien la ambientación en la pequeña ciudad rumana y la atmósfera de incertidumbre son efectivas, la resolución del conflicto, aunque satisfactoria en cierto modo, resulta un poco abrupta y carente de la complejidad que se había insinuado a lo largo de la película. La idea de que la simple voluntad del padre puede influir en los acontecimientos, aunque es la base de la trama, no se explora con la suficiente profundidad, dejando espacio para un debate más interesante sobre la libertad y la determinismo. Hay ciertas escenas que, si bien son visualmente impactantes, no tienen un claro propósito narrativo, y su inclusión parece más por estética que por necesidad.

A pesar de estas debilidades, “Los Exámenes” es una película que invita a la reflexión. Es un retrato crudo y realista del amor paternal en su forma más extrema, una exploración del miedo a perder el control y una advertencia sobre los peligros de la obsesión. No es un thriller de acción, sino una pequeña obra que, a pesar de sus fallas, posee una honestidad y una fuerza emocional que la hacen recomendable para aquellos que disfrutan de películas que se quedan en la mente después de que terminan. Es, en definitiva, una película que te recuerda la fragilidad de la vida y la importancia de apreciar los momentos que nos robamos.

Nota: 7/10