Los extraños: Cacería nocturna (2018)

“Los extraños: Cacería nocturna” es una película que, a pesar de sus promesas iniciales de thriller de suspense con toques de terror, se encuentra por momentos a medio camino entre la tensión contenida y una ejecución que, si bien entretenida, carece de la profundidad y la originalidad que se esperan de este subgénero. La premisa de un viaje por carretera que se convierte en una lucha por la supervivencia ante un grupo de asesinos enmascarados es un cliché, sí, pero la película intenta, y a veces con éxito, darle un giro sutil a la narrativa, centrando la atención en las dinámicas familiares y el miedo interno de los protagonistas.

La dirección de Adam Finn es competente, logrando mantener un ambiente de constante incomodidad. La película utiliza eficazmente la oscuridad, el sonido y la iluminación para generar sus momentos más tensos. Hay escenas, especialmente las que involucran la persecución nocturna, donde se siente una palpable sensación de peligro inminente. Sin embargo, el ritmo es irregular. Algunas secuencias de acción se sienten un poco exageradas y repetitivas, perdiendo la sutileza que podría haber elevado la película. La fotografía es buena, con un uso inteligente del color para resaltar la atmósfera opresiva, pero no destaca de manera sobresaliente. Lo que sí se siente es una constante sensación de claustrofobia, incluso en los espacios abiertos.

El reparto ofrece interpretaciones sólidas, aunque no se trate de actuaciones deslumbrantes. Michael Pitt como el líder de los asesinos enmascarados es particularmente convincente, transmitiendo una frialdad y un control que lo hacen ser realmente amenazante. Las actuaciones de la pareja protagonista, Casey Affleck y Naomi Watts, son realistas y creíbles, mostrando el temor y la desesperación de los personajes ante la situación que enfrentan. Watts, en particular, es la que mejor maneja la carga emocional, transmitiendo el dolor y la vulnerabilidad de una madre intentando proteger a su hija. La hija, Kinsey, interpretada por Julia Fox, no tiene el peso dramático que se le atribuye, perdiendo oportunidades para desarrollar un arco argumental más significativo.

Lo más débil de la película reside en el guion. Si bien la historia presenta elementos de suspense, la construcción de los personajes y sus motivaciones es superficial. Los asesinatos, aunque impactantes, carecen de un propósito claro dentro de la trama general. Se podría haber explorado más a fondo las razones por las que estos individuos son tan violentos, y cómo su pasado influye en sus acciones. Además, el final, aunque intenta ser impactante, resulta algo anticlimático y deja demasiadas preguntas sin respuesta. Se siente como una oportunidad perdida para ofrecer una conclusión que profundice en el tema del trauma y la reparación. La película, en general, es un ejercicio de terror psicológico que, aunque entretenida, no llega a consolidarse como una obra maestra del género.

Nota: 6/10