Los implacables (1955)

“Los implacables” (1956) no es un western moderno ni particularmente original en su premisa básica: un viaje peligroso a través del territorio salvaje durante la posguerra civil. Sin embargo, la película de Anthony Mann y James Curtiss logra trascender esa simplicidad gracias a la atmósfera opresiva, la dirección magistral y las actuaciones convincentes que la elevan a un lugar de mérito dentro del género. La película está impregnada de un sentido de fatalidad y desesperación que resuena mucho más allá de las bravatas y los disparos típicos de un western.

La dirección de Mann es, sin duda, el punto fuerte de la película. El paisaje, grabado con una meticulosidad impresionante en las montañas de Montana, no es simplemente un telón de fondo, sino un personaje más. La fotografía de Robert J. Lord captura la inmensidad, el frío y la desolación del territorio de una manera visceral. Mann emplea planos largos, narraciones visuales pausadas y un uso efectivo del movimiento para transmitir la inmensidad del viaje y el aislamiento de los protagonistas. El ritmo, lento pero constante, permite al espectador saborear la atmósfera y la tensión que se construye a medida que el viaje avanza. La banda sonora, evocadora y melancólica, contribuye significativamente a este efecto.

Las actuaciones son sólidas en su conjunto, aunque Gable y Mitchell son los que realmente destacan. Gable, como Ben Allison, encarna la ambición desmedida y el cinismo con una frialdad inquietante. Su personaje es manipulador, despiadado y capaz de cualquier cosa para conseguir su objetivo. Mitchell, por su parte, ofrece una interpretación más sutil pero igualmente convincente, representando la moralidad ambigua de un hombre atrapado entre sus ambiciones y sus lazos familiares. Jane Russell, en el papel de Nella, aporta una belleza salvaje y una independencia que atraen a los dos protagonistas, pero su personaje no es simplemente un trofeo de la conquista. Su independencia y su fortaleza la convierten en una figura compleja y real.

El guion, aunque no es revolucionario, está bien construido y mantiene el interés del espectador. La trama se centra en la dinámica entre los protagonistas y en las dificultades del viaje, pero también explora temas como la ambición, la moralidad, la lealtad y la supervivencia. La rivalidad por Nella, aunque un tropo común del género, se maneja con ingenio y se convierte en un catalizador para el conflicto entre Ben y Clint. La película, sin embargo, carece de momentos de verdadera sorpresa y las resoluciones son relativamente predecibles. La exploración de las tensiones sociales y políticas de la época, aunque presente, se diluye en la acción y el drama personal.

En definitiva, "Los implacables" es un western atípico que se centra más en la atmósfera y la tensión psicológica que en las batallas épicas. Es una película que vale la pena ver por la dirección, la fotografía y las actuaciones, y que ofrece una visión interesante de un período turbulento de la historia americana.

Nota: 7/10