Los inmortales II: El desafío (1991)

“Los Inmortales II: El Desafío” no es una secuela que logra encantar por completo, sino una experiencia que se queda a medio camino entre la nostalgia y el tedio. La película, ambientada en el planeta Zeist, intenta recuperar el espíritu de la original de 2011, pero lo hace con una ejecución que, lamentablemente, carece de la chispa original. La premisa, de intentar devolver a Ramírez a la vida y reestablecer el equilibrio entre la vida y la muerte, resulta interesante, pero el guion se complica excesivamente en el desarrollo de la trama, generando momentos de confusión y ralentizando el ritmo. No se apoya en las sutilezas del conflicto existencial que definió la primera entrega, sino que se aferra a secuencias de acción espectacularmente coreografiadas, que, a pesar de ser visualmente impresionantes, se sienten desconectadas de cualquier profundidad narrativa.

La dirección de Gareth Edwards, responsable de "Círculo de humo" y "Rogue One: Una estrella de la guerra", se caracteriza por su esteticismo visual, que se nota en cada plano, en la atmósfera opulenta de Zeist y en la utilización de colores vibrantes. Sin embargo, esta preocupación por la imagen a veces eclipsa la necesidad de un desarrollo más profundo de los personajes y de las motivaciones que los impulsan. Edwards se concentra en crear un mundo visualmente atractivo, pero le falta el pulso narrativo para darle vida a la historia. El uso de la tecnología de transferencia de cuerpos, aunque ingeniosa en principio, se siente como un artificio que sirve para mantener el interés, más que como una herramienta para explorar temas más complejos.

Las actuaciones son, en general, sólidas. Hiroyuki Sanada ofrece una presencia imponente y digna como Katana, interpretando el papel de un tirano despiadado y convincente. Ken Watanabe, por su parte, vuelve a encarnar a Connor McLeod con su habitual compostura y seriedad. Sin embargo, el resto del reparto no logra destacar, con personajes secundarios que parecen meras piezas de un engranaje, olvidándose de dotarlos de una personalidad propia. La relación entre Connor y Ramírez, aunque central en la trama, no recibe el desarrollo que merecía, y la química entre los actores no siempre logra transmitir la amistad profunda que se pretende mostrar.

En definitiva, "Los Inmortales II: El Desafío” es una película que promete más de lo que entrega. Aunque la acción visualmente impactante y el retorno de un personaje querido son puntos a favor, la trama carece de la sustancia y la complejidad que hicieron de la primera entrega una joya del cine de acción y fantasía. Una secuela con potencial que, lamentablemente, no alcanza a cumplirlo. Un esfuerzo que, en última instancia, se siente como una recreación del pasado, más que como un nuevo capítulo en la saga.

Nota: 6/10