Los locos del taxi (1983)

“Los Locos del Taxi” no es una obra maestra cinematográfica, y tampoco pretende serlo. Sin embargo, esta comedia de acción independiente, dirigida por Daniel Peroni, logra, contra todo pronóstico, un encanto singular y una inesperada dosis de entretenimiento. La premisa, a primera vista, resulta un tanto extraña: un hombre, Albert (Adam Baldwin), llega a una metrópolis repleta de oportunidades para lanzar su ambición personal: una empresa de taxis. Su obstinación y su particular visión chocan frontalmente con la realidad del mercado laboral, y los posibles conductores que encuentra parecen más interesados en sus propias vidas que en trabajar. La situación, paradójicamente, desencadena una cadena de eventos absurda y, al mismo tiempo, sorprendentemente divertida.

La película se basa en el cliché del grupo de héroes improbable, pero lo hace con un sentido del humor muy particular, que se inclina más hacia lo torpe y lo grotesco que hacia lo inteligente. Las actuaciones son, en general, sólidas, con un Adam Baldwin que, pese a su habitual imagen de hombre de acción, demuestra una gran capacidad para transmitir la desesperación y la determinación de su personaje. El resto del reparto, compuesto por veteranos del cine, ofrecen interpretaciones memorables, especialmente Gary Vitti como el taxista gruñón y un poco psicópata, y Larry Fentz como el hombre de negocios con una agenda oculta. Hay una química palpable entre los actores, que contribuye a la atmósfera general de la película. La dirección de Peroni es funcional, sin florituras innecesarias, centrándose en construir la tensión dramática y el humor a través de la situación y las interacciones entre los personajes.

El guion, aunque presenta algunos momentos predecibles y ciertas situaciones exageradas, logra mantener un ritmo dinámico y evitar que la película se recargue. La trama principal, centrada en el secuestro de Albert, sirve como catalizador para mostrar la personalidad de cada uno de los taxistas y sus motivaciones. Lo que realmente distingue a "Los Locos del Taxi" es su atención al detalle y su capacidad para construir un mundo particular, un universo paralelo de taxistas con sus propias reglas y peculiaridades. La película explora temas como la ambición, la solidaridad, la amistad y la necesidad de encontrar un propósito en la vida, aunque lo hace de una manera poco convencional y con un toque de parodia. No es una reflexión profunda, sino una simple comedia con un trasfondo de aventura y acción. El uso de los diálogos, aunque a veces simplistas, contribuye a crear personajes memorables y situaciones cómicas. La banda sonora, minimalista pero efectiva, complementa a la perfección la acción y el humor de la película.

En definitiva, "Los Locos del Taxi" es una película que, a pesar de sus defectos, consigue sorprender y entretener. No esperéis una obra maestra, pero si buscáis una comedia de acción independiente con un toque de originalidad y una buena dosis de humor, esta podría ser una opción interesante. Es una película que te dejará con una sonrisa en la cara y, quizás, con la necesidad de reflexionar sobre tus propios sueños y ambiciones.

Nota: 7/10