Los más torpes del Oeste (1975)

“Los Más Torpes del Oeste” (1974) no es una película que se olvida fácilmente. Más que una aventura juvenil, es un ejercicio de desesperación cómica, un retrato desmitificador del Viejo Oeste y, sobre todo, una demostración de la capacidad de director y guionista, Preston Sturges, para construir situaciones absurdas y personajes inolvidables. Sturges, un maestro del humor sutil, nos entrega una comedia que, a primera vista, parece un puro entretenimiento para la familia, pero que al observarla con detenimiento, revela un profundo cuestionamiento sobre la codicia, la ambición y el destino.

La historia se centra en los hermanos Baxter, huérfanos, interpretados con una inocencia inquietante por Bud Busses y los gemelos Bill y Carol Loomis. Se ven obligados a vivir con el excéntrico y aparentemente inútil Donovan, interpretado con un encanto innato por Tim Conway. Conway, con su particular forma de hablar y sus gestos exagerados, es el corazón de la película. La dinámica entre él y los niños, y posteriormente con los dos forajidos, es hilarante y crea un ambiente de caos controlado. El resto del reparto secundario, con Bill Bixby como el enigmático jefe de la banda y Conway y Knotts aportando una química innegable, contribuyen a la atmósfera general de absurdo y diversión.

La dirección de Sturges es impecable, logrando crear un mundo visualmente rico y detallado, lleno de peculiaridades. Los planos, a menudo panorámicos, capturan la vastedad y el aislamiento del Oeste, pero también se centran en los pequeños detalles que enriquecen la historia. La película no se toma en serio la violencia ni las situaciones peligrosas, y el humor se basa en la confrontación de personajes con motivaciones poco claras y en la inevitabilidad del fracaso. La banda sonora, minimalista pero efectiva, refuerza la atmósfera de comedia. La fotografía, con tonos cálidos y secos, evoca la dureza del paisaje y la pobreza de la época, a la vez que contribuye a la estética particular de la película.

Sin embargo, el guion, que Sturges escribió y dirigió, es donde se encuentra la verdadera genialidad de la película. Las situaciones que se plantean son delirantes, las decisiones de los personajes ilógicas, y el desarrollo de la trama constantemente sorprendente. La idea de que los niños se comprometan a "dar" el oro a los forajidos, y la justificación detrás de esa acción, es simplemente absurda, pero precisamente esa falta de sentido es lo que hace que la película sea tan divertida. Sturges juega con los clichés del género western, subvirtiéndolos y desmantelando las convenciones. La película no busca la espectacularidad, sino la sorpresa y la risa genuina. El diálogo es rápido, ingenioso y lleno de referencias culturales. Es una película que, a pesar de su sencillez, requiere múltiples visionados para apreciar todos sus matices y juegos de palabras.

En definitiva, “Los Más Torpes del Oeste” es una comedia clásica del cine americano, una joya del humor de Preston Sturges, que desafía las expectativas y ofrece una visión refrescante y divertida del Viejo Oeste. Es una película que se queda grabada en la memoria por su peculiaridad y su capacidad para hacernos reír a carcajadas.

Nota: 8/10