“Los Ojos de Julia” es una película que se adentra en las profundidades del dolor, la pérdida y la aceptación, tejiendo una narrativa conmovedora y a la vez silenciosamente poderosa. Dirigida por Enric Olivella, la película no busca grandilocuencia o melodrama barato, sino que se centra en la experiencia íntima y visceral de Julia (Belén Rueda) tras la repentina muerte de su hermana, Lola. Esta tragedia se suma a la lenta pero ineludible pérdida de la vista de Julia, lo que la convierte en una situación de vulnerabilidad extrema y, a la vez, en un vehículo perfecto para explorar la fragilidad humana.
La dirección de Olivella es elegante y discreta, permitiendo que el drama se desarrolle de forma natural. No hay excesiva sentimentalidad, sino que se confía en la fuerza de las actuaciones y la sutileza del guion. La película evita los clichés del género, mostrando el proceso de duelo no como una serie de explosiones emocionales, sino como un lento desvanecimiento, una pérdida gradual de la percepción del mundo. La puesta en escena es cuidada, con una paleta de colores apagados que refleja el estado emocional de Julia y la creciente oscuridad que la rodea. La fotografía, en particular, es fundamental para transmitir esta sensación de pérdida, utilizando la luz y la sombra para definir los estados de ánimo y la perspectiva de la protagonista.
Belén Rueda ofrece una actuación magistral. Su interpretación de Julia es, sin duda, el corazón de la película. La actriz logra transmitir con una sutileza impresionante la confusión, el miedo y la desesperación que experimenta la protagonista. No recurre a gestos exagerados, sino que se basa en la mirada, en los pequeños detalles de su lenguaje corporal, para comunicar la profundidad de su dolor. Lluís Homar, como su marido Isaac, complementa a la perfección la actuación de Rueda. Su personaje es un apoyo constante para Julia, pero también representa la dificultad de comprender el proceso de duelo de alguien que lo vive de manera tan intensa. La relación entre ambos se construye con tacto y autenticidad, mostrando las pequeñas alegrías y los momentos de frustración que surgen en un contexto tan difícil.
El guion, escrito por Olivella y Juan Antonio Moll, es inteligente y evita caer en melodramas fáciles. Se centra en la interioridad de Julia, explorando sus recuerdos de Lola, sus miedos y sus esperanzas. La película no ofrece respuestas fáciles, sino que plantea preguntas sobre el sentido de la vida, el amor y la pérdida. La voz en off de Lola, que relata sus propios sentimientos antes de morir, añade una dimensión emocional adicional a la historia, sin ser intrusiva ni gratuita. La banda sonora, minimalista y evocadora, refuerza la atmósfera melancólica y reflexiva de la película. “Los Ojos de Julia” es una película que se queda contigo mucho después de que terminen los créditos, una obra que invita a la reflexión y a la empatía.
Nota: 8.5/10
