Los otros dos (2010)

“Los otros dos” (Los otros dos), la última ópera policíaca de Taika Waititi, es una explosión de color, humor absurdo y una extraña melancolía que, si bien no es perfecta, resulta sorprendentemente cautivadora. La película, basada en el libro de Joshua Mostel, se aleja del género puramente policial, optando por una narración que se siente más como una comedia de enredos con elementos de thriller, donde la investigación de un asesinato se convierte en un pretexto para explorar la dinámica entre dos compañeros muy diferentes.

La dirección de Waititi es, como es habitual en su filmografía, exuberante y creativa. El uso del color es particularmente impactante, con la ciudad de Nueva York representada en una paleta vibrante que a veces se siente casi caricaturesca, aunque contribuye a la atmósfera particular de la película. La puesta en escena, desde los escenarios hasta el vestuario, es meticulosa y llena de detalles que sugieren un mundo propio, un lugar donde las reglas son flexibles y la norma es la imperfección. Pero más allá del estilo visual, Waititi consigue que la película tenga un ritmo frenético y un flujo narrativo que te atrapa desde el principio. Hay momentos de tensión genuina intercalados con escenas de comedia hilarante, creando un equilibrio difícil de dominar, pero que aquí, en gran medida, consigue mantener.

Las actuaciones son, sin duda, uno de los puntos fuertes de la película. Jason Momoa y Willem Dafoe interpretan a Allen y Terry con una química innegable. Momoa ofrece una interpretación contundente de un policía frustrado y atormentado por su pasado, mientras que Dafoe, como siempre, es un maestro del humor oscuro y la teatralidad. Su relación es el corazón de la película, y la forma en que construyen su complicidad, con todo su contraste y sus momentos de genuina afecto, es el elemento más memorable. El resto del reparto también cumple su función con soltura, especialmente Sam Rockwell, que aporta una dosis extra de imprevisibilidad y comedia a la figura del inspector Dan Mendelsohn.

El guion, a pesar de sus momentos brillantes, presenta algunas inconsistencias y decisiones narrativas que no siempre resultan convincentes. La trama principal se desenvuelve de forma algo precipitada, y algunos personajes secundarios se sienten más como herramientas para el humor que como individuos con una profundidad real. No obstante, las diálogos, en su mayoría, son ingeniosos y llenos de referencias culturales. El tono irreverente y la actitud de la película, a veces a expensas de la seriedad de la investigación, es algo que puede resultar chocante para algunos espectadores, pero que, para mí, le otorga un aire de originalidad y una perspectiva fresca sobre el género policial.

En definitiva, "Los otros dos" es una película que se disfruta más por su espíritu y su particular visión del mundo, que por su rigor en la construcción de la trama. Es una experiencia cinematográfica estimulante y entretenida, que te dejará con una sonrisa en la cara y una sensación de que has visto algo diferente. Es una apuesta arriesgada de Taika Waititi, pero que, en última instancia, se sale con las medias.

Nota: 7.5/10