Los rebeldes de Shanghai (2003)

“Los Rebeldes de Shanghai” se presenta como una expansión del universo creado por Jackie Chan y Owen Wilson, y aunque ofrece momentos de acción disfrutable y una dosis de humor característico del dúo, finalmente no logra alcanzar la altura de sus predecesoras. El argumento, que se traslada a la vibrante Londres de 1887, se siente, en parte, como una licencia para despliegue de acrobacias y chistes fáciles, sacrificando un poco la solidez narrativa. La trama principal, centrada en la venganza y una supuesta conspiración real, se complica de manera poco convincente, con giros argumentales predecibles y un ritmo que alterna momentos de tensión con pausas incómodas.

Sin embargo, la película no es un fracaso absoluto. La dirección de Alexandre Auzépy, aunque funcional, no aporta una visión particularmente original. Las secuencias de acción, como era de esperar, son impresionantes y bien coreografiadas, gracias al dominio de Chan en las artes marciales y al uso inteligente de la cámara. Las escenas de pelea se han concebido para ser visualmente estimulantes, incorporando elementos inesperados y situaciones caóticas que, en su mayoría, resultan entretenidas. Auzépy logra capturar la esencia del caos y la diversión que irradian las películas de acción de Chan, aunque sin un toque de innovación.

Las actuaciones son un punto fuerte. Jackie Chan, como siempre, se reinventa como el héroe rebelde y cascarrabias, con un carisma innegable que atesora cada una de sus hazañas. Owen Wilson, por su parte, ofrece un papel menos protagónico que en las entregas anteriores, pero aporta al conjunto un toque de ingenio y un balance necesario a la personalidad explosiva de Chan. La incorporación de nuevos personajes, como la hermana de Chon (Li Bingbing), añade variedad al reparto, aunque sus motivaciones y desarrollo personal quedan algo superficiales.

La película, a pesar de su potencial, carece de la profundidad y la complejidad que caracterizaron las primeras entregas del oeste salvaje. El guion, escrito por varios autores, se siente a veces forzado y carente de sustancia. Los diálogos, en general, son sencillos y directos, y a menudo recurren a clichés del género. Si bien la ambientación victoriana es visualmente atractiva, se siente más como un mero telón de fondo que no se integra plenamente en la narrativa. La banda sonora, aunque apropiada para el contexto, no logra crear una atmósfera especialmente memorable.

En definitiva, "Los Rebeldes de Shanghai" es un entretenimiento decente para los amantes del cine de acción y de Jackie Chan. Ofrece dosis de humor, acrobacias y un despliegue físico impresionante, pero no alcanza a ser una película sobresaliente, ni siquiera comparable a las películas originales. Es un ejercicio más en la fórmula establecida, sin grandes novedades y, quizás, un poco repetitiva.

Nota: 6/10