Los silenciadores (1966)

“Los Silenciadores” (The Silencers), de John Butler, no es una película que redefine el género de espionaje, pero sí que logra una atmósfera y una tensión palpables que la convierten en una joya poco apreciada de los años 60. La película se centra en la improbable y casi absurda situación de Matt Helm, interpretado con su habitual estilo relajado y cauteloso por Dean Martin, un ex agente de la CIA forzado a volver a la acción para impedir el asesinato de un importante general. La premisa, centrada en el intento de desviar un misil nuclear con la intención de destruir el centro de misiles de Alamogordo, es intrínsecamente fascinante, pero la película sabe jugar con la ironía y el contraste entre la calma de Helm y la urgencia de la misión.

La dirección de John Butler es precisa y, en ocasiones, sutilmente elegante. La película se beneficia de la cinematografía de Gilbert Taylor, que utiliza la luz natural y los espacios abiertos del desierto Nuevo México para crear una sensación de soledad y aislamiento que complementa perfectamente la situación del protagonista. Hay una belleza melancólica en la fotografía, que contribuye a la atmósfera de misterio y suspense. Butler evita los excesos de acción explosiva que caracterizaron a muchas películas de espías de la época, optando por un desarrollo más lento y gradual, donde la tensión se construye a través de la sugestión y la insinuación. Esto, sin embargo, también implica que la película pueda resultar algo pausada para el espectador moderno, acostumbrado a ritmos más frenéticos.

La actuación de Dean Martin es, como siempre, un deleite. El actor, a pesar de su fama como cantante, aporta una autenticidad y un encanto que le permiten interpretar a Matt Helm como un hombre complejo, marcado por su pasado pero también por un deseo de paz y tranquilidad. Su performance es más sutil que heroica, y su actitud de "no me metas" es, paradójicamente, lo que lo convierte en un personaje memorable. El resto del elenco, que incluye a actores como James Coburn y Peter Lawford, complementa la narrativa con actuaciones sólidas, aunque no especialmente destacadas. Coburn, en particular, interpreta a un personaje ambiguo e inquietante, que aporta una dimensión adicional a la historia.

El guion, escrito por Stirling Sillman, se basa en una estructura narrativa clásica de thriller, pero también introduce elementos de humor negro y situaciones absurdas que alivian la tensión. La trama, aunque sencilla en su planteamiento, está bien construida y mantiene al espectador interesado hasta el final. Sin embargo, la película carece de un desarrollo profundo de sus personajes y de una exploración exhaustiva de sus motivaciones. Se centra principalmente en la acción y el suspense, dejando a un lado el análisis psicológico de los personajes. A pesar de esta limitación, la película logra crear una atmósfera única y memorable, gracias a su estética visual y a su particular enfoque en el género de espías.

Nota: 7/10