Los Tres Mosqueteros (2011)

La adaptación reciente de “Los Tres Mosqueteros” de Alejandro Dumas, dirigida por Justin Kurzel, no es la reinterpretación grandilocuente que algunos podrían esperar. En lugar de intentar emular las versiones clásicas, Kurzel opta por una aproximación más visceral, oscura y, en última instancia, sorprendentemente efectiva. El filme no se regodea en brillantes acrobacias con espadas, aunque las hay, sino que se centra en la tensión psicológica y en el conflicto moral que se despierta en los personajes.

La película se sitúa en el Francia de Luis XIII, un reino sumido en una atmósfera de paranoia y intriga política. La presencia de Scott McGregor como D’Artagnan, un gascón impulsivo y ambicioso, actúa como catalizador para desencadenar una serie de eventos que ponen en peligro la vida del rey. McGregor ofrece una interpretación convincente, logrando transmitir la torpeza inicial del personaje y su posterior evolución hacia un líder capaz y, a su vez, profundamente afectado por el peso de sus decisiones. La química entre él y los mosqueteros, interpretados por Álvaro Carrasquilla, Richard Madden y Wes Bentley, es palpable y contribuye a la dinámica del grupo.

Las actuaciones son, en general, sólidas. Madden, como Athos, aporta un aura de melancolía y sabiduría, mientras que Bentley, como Porthos, se atreve a humanizar un personaje a menudo relegado al papel de caricatura. Sin embargo, la película podría haber profundizado más en las motivaciones de Richelieu, el personaje de oponente del rey. Aunque Charles Dance ofrece una interpretación magistral de la ambición y la astucia del cardenal, su presencia resulta algo desproporcionada en comparación con el resto del elenco.

Kurzel opta por un estilo visualmente impactante, utilizando tomas gran angular y un ritmo frenético que transmite la inmediatez de la época y la sensación de peligro constante. La banda sonora, compuesta por Warren Ellis y Ben Wall, complementa a la perfección la atmósfera sombría y la acción trepidante. La dirección de fotografía, en especial en las escenas de batalla, es especialmente brillante, empleando técnicas innovadoras que realzan la intensidad de la acción. No obstante, el guion, si bien se basa en la estructura narrativa original de Dumas, a veces se siente un poco apresurado, sacrificando la sutileza y el desarrollo completo de algunos personajes secundarios. La complejidad política del universo de Dumas se reduce, a veces, para acentuar el aspecto de aventura y acción.

A pesar de algunas pequeñas imperfecciones, “Los Tres Mosqueteros” es una película que merece la pena ver. Es una adaptación moderna, inteligente y entretenida, que logra capturar la esencia de la novela clásica, al tiempo que la ofrece a un público contemporáneo con un estilo visualmente atractivo y una dirección audaz. No es la mejor adaptación de Dumas, quizás, pero es una de las más interesantes de los últimos tiempos.

Nota: 7/10