“Los tres mosqueteros: D'Artagnan” es una aventura cinematográfica que se atreve a reimaginar un clásico de la literatura, alejándose un poco del formato de espectáculo de acción y apuntando a una narrativa más introspectiva y centrada en el desarrollo del personaje principal. La película, dirigida por Jacques Mott, no se limita a recrear escenas heroicas y duelos de espadas; se adentra en la psicología de D'Artagnan, un joven ambicioso y algo torpe que busca encontrar su lugar en el mundo y, sobre todo, demostrar su valía. La película no glorifica la fama o el honor, sino que explora las motivaciones detrás de estos conceptos, revelando la vulnerabilidad y la inseguridad de un hombre que anhela ser reconocido.
La dirección de Jacques Mott es competente, manteniendo un tono épico sin caer en clichés. La película se beneficia de escenarios impresionantes y efectos visuales de calidad, que logran transportar al espectador al siglo XVII. Sin embargo, a veces la estética podría haber sido más sutil, ya que en ciertos momentos se desvía hacia un estilo demasiado recargado, que resta naturalidad a las escenas. El ritmo es pausado, permitiendo que la historia se desarrolle con calma, lo que favorece la construcción de los personajes, pero también puede resultar lento para aquellos acostumbrados a películas de acción más vertiginosas. La banda sonora, aunque efectiva, no siempre se integra de forma fluida en la narrativa.
El núcleo de la película reside en las actuaciones. Romain Duris ofrece una interpretación magistral de D’Artagnan, capturando su juventud, su valentía y su falta de juicio con una naturalidad convincente. Su evolución a lo largo de la historia es palpable, mostrando su transformación de un aspirante a mosquetero a un guerrero honorable. Las interpretaciones de los tres mosqueteros – Vincent Cassel, Pio Marini y Jules Kaplan – son sólidas, cada uno aportando una dimensión distinta a la alianza. Cassel, en particular, logra transmitir la melancolía y la complejidad de Athos, un hombre marcado por su pasado. La química entre los cuatro protagonistas es evidente, creando un vínculo creíble que sustenta la trama. Sin embargo, algunos personajes secundarios se sienten poco desarrollados, relegados a roles meramente funcionales.
El guion, adaptado de la novela de Alexandre Dumas, se enfoca en la tensión política de la época, en la amenaza de la guerra y en las implicaciones morales de la violencia. La película aborda temas como la justicia, la lealtad y la traición, ofreciendo una visión realista de las intrigas cortesanas y las luchas de poder. Si bien el guion se mantiene fiel a la esencia de la novela, introduce algunos elementos nuevos que enriquecen la trama y añaden profundidad a los personajes. No obstante, en algunos puntos la trama se complica excesivamente, y se podría haber simplificado sin perder el impacto emocional de la historia. La resolución, aunque satisfactoria, podría haber sido más ambigua, dejando una mayor sensación de incertidumbre.
Nota: 7/10