Los tres reyes malos (2015)

“Los Tres Reyes Malos” es una película que, a pesar de su premisa atractiva y de contar con un reparto notable, no logra alcanzar el potencial que su núcleo se propone. La película, dirigida por Jon Foster, se presenta como una comedia de enredos navideña con un giro en el que la búsqueda del Santo Grial de las fiestas, una especie de legendario objeto que supuestamente trae la felicidad a quien lo encuentra, se convierte en el catalizador de una noche de locuras y paranoias entre tres amigos que han compartido décadas de historias. Y es ahí donde reside, en gran medida, la debilidad de la cinta: la premisa, aunque divertida en el papel, no se explora con la profundidad que merece, convirtiéndose en un mero pretexto para gags fáciles y situaciones absurdas.

La dirección de Jon Foster es competente, manejando el ritmo de la película con una solidez aceptable, aunque carece de la chispa que podría haber elevado la comedia a un nivel superior. Se aprecia un intento de crear atmósferas festivas y un ambiente acogedor, pero la puesta en escena no se distingue particularmente y no se esfuerza por superar lo ordinario. El guion, escrito por Dan Berkman y Ryan Fraser, es donde se percibe la mayor falta de sustancia. Las conversaciones entre los personajes son a menudo artificiosas y poco convincentes, con diálogos que, si bien intentan ser ingeniosos, tienden a caer en la torpeza y el cliché. Se echan de menos momentos de verdadera conexión emocional, relegados a la mera búsqueda del Santo Grial.

El reparto, encabezado por Kevin Hart, Ben Kingsley y Cole Sprouse, ofrece actuaciones sólidas y, en su mayoría, entretenidas. Kevin Hart, como siempre, aporta su energía inagotable y su capacidad para el humor físico, aunque a veces su interpretación se siente un poco forzada y unidimensional. Ben Kingsley, por otro lado, se transforma con éxito en el excéntrico y enigmático inspector general, ofreciendo matices y profundidad a un personaje que podría haber resultado plano. Cole Sprouse aporta una frescura juvenil y un toque de inocencia al grupo, aunque su personaje, en definitiva, resulta algo secundario.

La película, sin embargo, compensa en parte por su ambiente festivo y la química entre los actores principales. Se aprecian momentos genuinos de camaradería y de amistad, que ofrecen una pequeña dosis de calidez en medio del caos que se desata. No obstante, la trama se desvía con demasiada frecuencia del camino principal, introduciendo subtramas irrelevantes que distraen la atención del espectador. Además, el ritmo es irregular, alternando escenas de acción con momentos de diálogo que no logran conectar. La película, en definitiva, es una comedia navideña convencional que, aunque no es mala, no deja una impresión duradera. Se siente más como un entretenimiento ligero que como una obra cinematográfica memorable.

Nota: 6/10