Los últimos cinco años (2014)

“Los últimos cinco años” no es simplemente una película romántica; es una experiencia emocional intensa y profundamente personal, un viaje musical y visual que te impregna hasta la médula. Dirigida con una sensibilidad exquisita por Himesh Patel, la película se presenta como una intrincada danza de recuerdos, intercalando dos líneas temporales para explorar la complejidad de un amor que se desarrolla de manera desigual. La premisa, al principio, puede parecer extraña: la historia de Cathy (Kendrick) y Jamie (Jordan) se narra a través de canciones, pero con Cathy avanzando hacia atrás en el tiempo y Jamie hacia adelante. Sin embargo, esta estructura no es una mera formalidad estilística, sino la clave para desentrañar la profundidad de sus relaciones.

Kendrick ofrece una actuación magnética como Cathy, capturando con perfección la melancolía, la vulnerabilidad y el anhelo que emanan de su personaje. Su transformación, desde el final de su matrimonio hasta su encuentro con Jamie, es palpable, y vemos en sus ojos la lucha interna, la búsqueda de algo que no sabe qué es. Jordan, por otro lado, brilla como Jamie. Su personaje es complejo, un artista en busca de inspiración, un hombre que se siente incomprendido y, a la vez, profundamente conectado con Cathy. La química entre ambos actores es innegable, transmitiendo una atracción visceral y una conexión intelectual que va más allá de lo meramente romántico.

La dirección de Patel es magistral. La película no se apoya en clichés ni en melodramas baratos. En cambio, se centra en la atmósfera, en los pequeños detalles que sugieren más de lo que dicen. La fotografía es exquisita, utilizando la luz y la sombra para reflejar el estado emocional de los personajes. La banda sonora, seleccionada con maestría, se integra perfectamente en la narrativa, actuando como una voz que resume y amplifica las emociones que se están expresando en la pantalla. La película no se asocia a una época o estilo específico, lo que le confiere una calidad universal y atemporal. El guion, además, explora con sutileza temas como el amor no convencional, la auto-comprensión y el impacto del pasado en el presente. No se trata de una historia de amor convencional; es sobre la búsqueda de uno mismo a través de la conexión con otro.

A pesar de su relativa lentitud en algunos momentos, "Los últimos cinco años" logra mantener el interés del espectador, atrapándolo en la red de emociones que se tejen entre Cathy y Jamie. La película no busca ofrecer respuestas fáciles ni conclusiones definitivas. Más bien, se presenta como un espejo que refleja las complejidades del amor, la pérdida y la búsqueda de significado. Es una película que te invita a reflexionar sobre tus propias relaciones y sobre el valor de los recuerdos. La dirección de arte, además, es impecable, creando un ambiente que se siente auténtico y que transmite el espíritu del tiempo en el que se desarrolla la historia. En definitiva, es una obra de arte cinematográfica que merece ser vista y reflexionada.

Nota: 8/10