“Lovely & Amazing” es una película que se instala en la mente como una persistente melodía melancólica. No es una obra de entretenimiento fácil, sino una disección psicológica meticulosa y, a veces, incómoda de las dinámicas familiares y la búsqueda de la identidad. La directora, Elizabeth Perkins, logra construir un ambiente de tensión constante, no a través de giros argumentales sorprendentes, sino mediante la lenta pero inexorable erosión de las relaciones entre sus personajes.
El núcleo de la película reside en la figura de Blethyn, que interpreta a una madre consumida por la obsesión con la imagen y la belleza. Su personaje, vividamente interpretado por Blethyn, no es simplemente una mujer insegura; es un reflejo de un trauma profundo, de una búsqueda desesperada de validación externa que la lleva a alienar a sus hijas. La actuación de Blethyn es el punto culminante de la película. No es un personaje fácil de amar, es un personaje complejo, contradictorio y, a menudo, repulsivo, pero su fragilidad y vulnerabilidad son palpables, generando una empatía incómoda que te obliga a cuestionar tus propias preconcepciones.
Las hermanas, interpretadas por Keener, Mortimer y Goodwin, son igualmente convincentes en sus roles individuales. Keener ofrece una interpretación sutil y conmovedora como la víctima de un matrimonio infeliz, atrapada en una relación que la roba la autoestima y la libertad. Mortimer, por su parte, explora la presión que sienten las mujeres en el mundo del espectáculo, la inseguridad y la competitividad inherente a la industria del entretenimiento. Sin embargo, la verdadera joya de la película reside en la joven Raven Goodwin, que encarna la mirada de desconcierto y la soledad de una hija adoptiva que busca un lugar en una familia disfuncional. Su actuación es silenciosa pero poderosa, comunicando un mundo entero de dolor y anhelo.
La dirección de Perkins se distingue por su capacidad para crear atmósferas inquietantes y un ritmo pausado que permite que las emociones se desarrollen gradualmente. El uso de la fotografía, con tonos apagados y una paleta de colores restringida, refuerza la sensación de opresión y desconexión. El guion, aunque a veces predecible en su estructura general, sobresale en la creación de diálogos realistas y perspicaces que revelan las profundidades de las relaciones entre las hermanas. La película no ofrece respuestas fáciles, sino que invita a la reflexión sobre temas como la autoestima, el fracaso, la aceptación y el legado familiar. No se trata de una comedia ni de un drama convencional; es un estudio psicológico que, a pesar de su lentitud, es profundamente satisfactorio.
Nota: 7/10