“Luces rojas” es una película que te golpea con una atmósfera de inquietud persistente, un aura de misterio que se instala en la mente del espectador y no la abandona fácilmente. La película, dirigida por Andrei Zvyagintsev, no ofrece respuestas fáciles, sino que se sumerge en la complejidad de la percepción humana y la fragilidad de la verdad, explorando cómo nuestras interpretaciones pueden radicalmente distorsionar la realidad. La película no es un thriller convencionales, ni una historia de terror, sino una meditación sobre la confianza, el recuerdo y el peso de la memoria.
La historia se centra en Anton, un vidente que retorna a la escena profesional después de décadas de marginación. La psicóloga, Élina, y su ayudante, Sofia, son contratados para desenmascararlo y demostrar su falta de veracidad. Sin embargo, la trama se complica rápidamente cuando las visiones de Anton comienzan a coincidir con eventos reales, generando dudas y un creciente cuestionamiento en el propio equipo. Zvyagintsev construye el suspense de forma magistral, jugando con la ambigüedad y la incertidumbre. No se decanta por una interpretación concreta, dejando al espectador en un constante estado de duda, preguntándose si lo que se muestra es real o producto de la imaginación.
La dirección de Zvyagintsev es impecable. La película se distingue por su fotografía deslumbrante, con una paleta de colores apagados que contribuye a la atmósfera opresiva y melancólica. La película utiliza la luz y la sombra para crear una sensación de incomodidad, utilizando el rojo, omnipresente en el título y en la narrativa, como un símbolo de peligro y de pasión descontrolada. El uso del encuadre y la composición de las escenas son excepcionales, creando imágenes visualmente impactantes que refuerzan el mensaje de la película. Además, la banda sonora, con piezas de música clásica y sonidos ambientales, contribuye a la atmósfera general de tensión y melancolía.
Las actuaciones son sobresalientes, especialmente la de Lars Eidinger como Anton. Su personaje es un enigma, un hombre atormentado por su pasado y por las visiones que experimenta. Eidinger logra transmitir la complejidad de Anton, mostrando tanto su vulnerabilidad como su intensidad. Viktoria Abramova como Élina ofrece una interpretación igualmente sólida, transmitiendo la frustración y la duda de su personaje. Sin embargo, es el guion lo que realmente destaca. Es un guion inteligente, con diálogos bien escritos y una trama que se desarrolla de forma orgánica. Se evita la simplificación y se explora la naturaleza subjetiva de la realidad. No ofrece un final feliz, ni una solución definitiva, sino que se contenta con dejar al espectador con una sensación de inquietud y reflexionar sobre la naturaleza de la percepción.
“Luces rojas” es una película que exige atención y reflexión. Es un trabajo complejo y sutil que desafía al espectador a cuestionar sus propias creencias y a aceptar la incertidumbre. Es un triunfo del cine europeo, una obra cinematográfica que perdurará en el tiempo. Es una película que se queda con uno, mucho después de haber salido del cine.
Nota: 8.5/10
