Luchar o morir (2021)

“Luchar o morir” (Fight or Flight) es una película que, aunque se precie de ser un thriller adolescente con toques de drama familiar, se queda corta en su ambición y, a veces, carece de la tensión que uno espera de un género tan definido. Sin embargo, la película ofrece momentos genuinos y un palpable sentido de desesperación que logran enganchar al espectador, a pesar de algunos convencionalismos narrativos.

La dirección de Saul Reichert es sólida pero reservada. Se centra en la creación de atmósferas claustrofóbicas y en la transmisión del pánico que reina en el instituto, utilizando la luz y la sombra para enfatizar la sensación de peligro inminente. No busca efectos especiales grandilocuentes ni persecuciones estilizadas; en cambio, se basa en la tensión psicológica y en la representación realista de la reacción de los adolescentes ante una amenaza. La planificación de algunas escenas, especialmente las que se desarrollan en espacios reducidos como los pasillos del instituto, es particularmente efectiva. No obstante, la película a veces sacrifica la inmersión por querer explicar demasiado, dejando que algunos diálogos y exposiciones ralenticen el ritmo.

Las actuaciones son un punto fuerte indiscutible. Zoe Hull, en el papel de Zoe, transmite de manera creíble la fragilidad emocional y la frustración adolescente de su personaje. Su duelo por la muerte de su madre y su incomprensión con su padre son retratados con sensibilidad y autenticidad. Liam Finneran como el padre de Zoe logra un equilibrio delicado entre la impotencia y el miedo, sin caer en estereotipos. El reparto secundario, especialmente los cuatro estudiantes motivados por una oscura historia personal, ofrece interpretaciones sólidas que cumplen su función dentro de la trama. La evolución de sus personajes, a pesar de la brevedad del tiempo que se les concede, es notable.

El guion, escrito por los hermanos Wells, es donde la película sufre más sus limitaciones. La premisa – un tiroteo escolar – es, por desgracia, un tropo saturado. Si bien la película intenta añadir matices a la historia, profundizando en los motivos de los perpetradores y las consecuencias emocionales del ataque, no logra trascender la fórmula. Algunas de las tramas secundarias, como la relación de Zoe con Lewis y la historia del padre, se sienten como añadidos forzados que no se integran plenamente en la narrativa principal. La resolución, aunque satisfactoria en su forma, es un tanto predecible y carece de un impacto emocional verdaderamente resonante. La película, en general, explora temas de duelo, trauma y la búsqueda de identidad adolescente, pero lo hace con una superficialidad que impide que se convierta en una experiencia cinematográfica particularmente memorable.

A pesar de sus defectos, “Luchar o morir” ofrece un entretenimiento sólido, especialmente para los amantes del género thriller adolescente. Si bien no revolucionará el cine, sí logra mantener al espectador alerta y comprometido hasta el final, gracias a las actuaciones convincentes y a una atmósfera de tensión palpable.

Nota: 6/10