Lucy in the sky (2019)

“Lucy in the Sky” es una de las películas más controvertidas de los últimos tiempos, una experiencia visualmente impactante que, sin embargo, se siente vacía y decepcionante en su núcleo. Lucía Vega (Natalie Portman) regresa a la Tierra tras una misión en órbita que supuestamente la transformó, y la película se centra en su lenta desintegración de la realidad, una experiencia que, con la premisa, podría haber sido una exploración psicológica profunda pero termina siendo un ejercicio estilizado y superficial. Desde el principio, el espectador se siente bombardeado con imágenes etéreas y colores vibrantes que pretenden transmitir la alteración mental de Lucía, pero estas imágenes, aunque técnicamente impresionantes, a menudo carecen de una justificación narrativa sólida. La dirección de Noah Baflin, conocido por su capacidad para el drama emocional, aquí se inclina por una estética casi surrealista que, aunque es atractiva al principio, termina desdibujando la conexión emocional necesaria para conectar con el personaje.

Natalie Portman ofrece una actuación admirable, dotando a Lucía de una vulnerabilidad y un creciente desasosiego que son palpables. Sin embargo, el guion, escrito en gran parte por Nora Holzman, presenta un problema fundamental: Lucía se convierte en un mero receptáculo para estas visiones y sensaciones. La película se centra demasiado en la puesta en escena, en la construcción de la atmósfera, que la trama se vuelve un mero vehículo para estas imágenes. No se profundiza en las motivaciones de Lucía, en sus miedos o deseos, lo que la convierte en un personaje frío y distante, a pesar de la intensa interpretación de Portman. La película intenta abordar temas como la soledad, la identidad y la búsqueda de significado, pero lo hace con una superficialidad que impide que cualquier exploración resulte realmente significativa.

El problema central reside en el guion. La película se arrastra sin un arco narrativo claro. Las conversaciones, cuando ocurren, son confusas y a menudo carecen de propósito. El personaje de Clark (Mark Duplass), el ex militar con quien Lucía desarrolla una relación, se siente desproporcionado y poco conectado con el núcleo de la historia. Su rol parece ser más una excusa para mostrar a Lucía en situaciones de soledad y aislamiento, sin aportar profundidad ni significado a la trama. La película sacrifica la complejidad emocional por la espectacularidad visual, un error que la convierte en una experiencia entretenida, pero, en última instancia, olvidable. La banda sonora, aunque evocadora en ocasiones, también contribuye a la sensación de irrealidad, exacerbando la desorientación del espectador sin aportar una justificación narrativa.

“Lucy in the Sky” es una película que promete mucho y, en parte, lo cumple visualmente. Pero la falta de un guion sólido y la superficialidad de la exploración de sus temas principales la condenan a ser una experiencia estilizada y vacía. No es una obra maestra, ni una decepción total, sino más bien un ejercicio de estilo que, al final, deja un sabor agridulce. La inversión del tiempo y los recursos podría haber sido mejor empleada en el desarrollo de una narrativa más rica y humana.

Nota: 6/10