Lux Æterna (2020)

“Lux Æterna”, la primera obra en solitario de Beatrice Dalle, es un experimento cinematográfico que, en lugar de buscar la inmersión total, opta por la disrupción deliberada. La película no se presenta como un cuento sencillo, sino como un registro visceral de un proceso creativo en crisis, donde la realidad y la ficción se difuminan hasta desaparecer, dejando al espectador sujeto a un torbellino de imágenes y sensaciones. Charlotte Gainsbourg ofrece una interpretación cautivadora, encarnando a una mujer marcada por un pasado doloroso y una carga mística, pero su personaje no es simplemente una víctima pasiva; es un catalizador de la propia autodestrucción del proyecto.

Dalle, conocida por su estética punk y su visión provocadora, dirige con una mano firme pero, a veces, desconcertante. La película es visualmente impactante, saturada de colores crudos, luces intensas y planos que se alargan hasta producir una sensación de claustrofobia. Se podría argumentar que la sobreabundancia de imágenes, aunque a menudo efectiva, llega a un punto en el que se vuelve agotadora y dificulta la conexión emocional con la historia. Sin embargo, no cabe duda de que la película es una demostración del talento visual de Dalle, que se atreve a romper las convenciones narrativas y a explorar la belleza en el caos. Su enfoque no se centra en contar una historia tradicional, sino en evocar una atmósfera y un estado de ánimo.

La película se basa, en gran medida, en la dinámica entre Gainsbourg y Dalle, y la tensión que se genera entre ellas es uno de sus mayores atractivos. La relación entre la directora y la actriz se convierte en un eje central de la trama, y las escenas en las que juntas interpretan momentos de conflicto y desesperación son particularmente memorables. El guion, por su parte, es fragmentado y ambiguo. No se intenta ofrecer respuestas claras a las preguntas que plantea, sino que deja al espectador con la sensación de que ha presenciado un evento que no puede ser fácilmente comprendido. La narrativa se construye a partir de sucesos anómalos, visiones inquietantes y episodios de violencia, creando un clima de paranoia que se extiende a lo largo de toda la película. Aunque la fragmentación puede ser frustrante para algunos, contribuye a la sensación de inestabilidad y desorientación que caracteriza a “Lux Æterna”.

A pesar de su complejidad, “Lux Æterna” es una película que invita a la reflexión. No es una experiencia fácil, pero ofrece una visión honesta y perturbadora del proceso creativo, mostrando las luchas y los desafíos que enfrentan los artistas. La película no busca agradar, sino provocar. Es una obra ambiciosa y experimental que, a pesar de sus defectos técnicos, deja una huella duradera en la memoria del espectador. Es un ejemplo audaz de cine de autor, donde la dirección y las actuaciones se combinan para crear una atmósfera única y perturbadora.

Nota: 7/10