Ma che colpa abbiamo noi (2003)

(IT) · Comedia · 1h 54m

Póster de Ma che colpa abbiamo noi
Media
2.6 /10

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Sinopsis

En un grupo de terapia, siete personas aparentemente perfectas se ven abruptamente trastornadas cuando la muerte inesperada de su psicoterapeuta las deja sin guía. Carlo Verdone, Margherita Buy, Anita Caprioli y Stefano Pesce interpretan a un grupo de individuos con vidas aparentemente ordenadas, que se ven forzados a confrontar sus secretos y miedos más profundos. Tras la repentina desaparición del terapeuta, la dinámica del grupo se desmorona, obligando a cada uno a reevaluar su pasado y buscar nuevas formas de afrontar sus problemas. Esta comedia dramática, cargada de humor negro y situaciones inesperadas, explora las complejidades de la salud mental y la búsqueda de la identidad, revelando que, a veces, la mayor colpa la tenemos nosotros mismos.

Ficha técnica

Título original

Ma che colpa abbiamo noi


Estreno


Géneros

Idioma original

IT


Dirección

Guionista

Marco Scaffardi


Reparto principal de Ma che colpa abbiamo noi

Actores y actrices destacados que dan vida a la historia en Ma che colpa abbiamo noi.

Críticas de la película

Opiniones reales de usuarios que han visto Ma che colpa abbiamo noi. Consulta sus valoraciones y comentarios.

Alicia Requena
⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐ (8.5/10)

“Ma che colpa abbiamo noi” (Qué culpa tenemos) es, en esencia, una observación satírica y profundamente humana sobre la fragilidad de la psique humana, envuelta en una comedia que, sorprendentemente, consigue tejer momentos de angustia y realismo con un humor negro que no llega a ser abiertamente burdo, sino más bien mordaz y observador. Carlo Verdone, en un papel que le sienta a la perfección, interpreta a un hombre de negocios aparentemente exitoso, pero plagado de dudas existenciales, cuya vida se ve sacudida por la muerte de su terapeuta, Daniel, interpretado magistralmente por Stefano Pesce. La muerte de Daniel no es un punto de partida para una terapia más profunda, sino un detonante que expone las máscaras que cada uno de los miembros del grupo lleva consigo.

El guion, a cargo de la propia Verdone y de Francesca Archibugi, es lo que realmente eleva la película. No se limita a presentar un grupo de terapia como un mecanismo para revelar secretos. En lugar de eso, explora las contradicciones internas de cada personaje con una sutileza que permite al espectador conectar de manera visceral con sus miedos y arrepentimientos. Las conversaciones son densas, a veces incómodas, y están llenas de matices que sugieren más de lo que se dice. El ritmo, aunque pausado, se mantiene constante gracias a la habilidad de Verdone para crear tensión a través de las interacciones entre los personajes. Es una película que no busca ofrecer respuestas fáciles, sino que invita a la reflexión sobre la responsabilidad individual y las consecuencias de nuestras elecciones.

Las actuaciones son, en general, impecables. Margherita Buy, con su habitual intensidad, aporta una presencia dominante a la que equilibra la necesidad de auto-justificación con la vulnerabilidad. Anita Caprioli, como la joven y ansiosa Sofía, ofrece una interpretación particularmente conmovedora, transmitiendo de manera efectiva la desesperación de una generación atrapada entre expectativas sociales y crisis existenciales. Verdone, a pesar de su experiencia en el género, demuestra una capacidad sorprendente para mostrar la incertidumbre y el conflicto interno de un hombre que se encuentra a punto de enfrentarse a sus propios demonios. Pesce, como el difunto Daniel, se presenta en flashbacks que, aunque breves, son cruciales para entender la dinámica del grupo y la complejidad de su pasado.

La dirección de Verdone es, en definitiva, precisa y cuidadosa. Logra crear un ambiente claustrofóbico que refleja el estado mental de los personajes. Las escenas de terapia se sienten auténticas, y el humor negro, aunque presente, nunca eclipsa el dolor y la angustia que subyacen en las historias de cada uno. La película no es un drama intenso en el sentido tradicional, pero su fuerza reside en su capacidad para retratar la banalidad de la existencia, la dificultad de ser honesto con uno mismo y, sobre todo, la constante lucha por encontrar un sentido a la vida, incluso cuando la respuesta es que, tal vez, la mayor colpa la tengamos nosotros mismos. Es una película que permanece en la mente mucho después de que termina la proyección.

Nota: 8.5/10

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