“MacGruder” no es una película que busca la sutileza ni la complejidad narrativa. Es una explosión de color, un torbellino de situaciones absurdas y una declaración audaz sobre el exceso y la auto-parodia. Ryan Reynolds, con su carisma innegable, se sumerge de lleno en el papel del agente secreto incompetente, Scott MacGruder, un hombre cuya vida se reduce a un eterno estado de crisis, desde su divorcio hasta sus fallidos intentos de detener el mal en el mundo. Y es precisamente en esa incompetencia, en esa sucesión de errores monumentales y su reacción despreocupada ante ellos, donde reside el corazón de la película.
La dirección de Todd Phillips, conocido por su trabajo en “Jackass” y “The Hangover”, es magistral en su ejecución del caos. No intenta domesticar el guion ni suavizarlo; en lugar de eso, se sume a la locura, creando escenas visualmente estimulantes y llenas de humor físico. Las persecuciones son exageradas y francamente ridículas, la coreografía de las escenas de acción es ridícula, y el uso de efectos especiales, a menudo descaradamente baratos, contribuye a la atmósfera general de anarquía controlada. Hay una clara intención de traspasar los límites del humor, llegando a un punto donde se cuestiona si lo que estamos viendo es realmente divertido o simplemente una exhibición de exuberancia.
Pero “MacGruder” no es solo caos visual. El guion, co-escrito por Reynolds y Phil Lord y Chris Miller, es sorprendentemente inteligente en su ejecución de la parodia. La película se burla de los clichés del cine de espías, pero lo hace con una honestidad refrescante. Se burla de la seriedad con la que los héroes de acción se toman a sí mismos, de la fantasía de la invulnerabilidad y de la idea de que el bien siempre triunfa sobre el mal. Las referencias a películas como “Die Hard” y “Indiana Jones” son abundantes, y la película las incorpora con una libertad que a veces resulta subvertidora, incluso llegando a subvertir las expectativas del espectador.
Las actuaciones son, en su mayoría, excepcionales. Además de la actuación de Reynolds, que es, sin duda, la estrella del espectáculo, las secundarias están perfectamente calibradas. Greg Kinnear, como el jefe de MacGruder, aporta una dignidad inesperada a un personaje que podría haber sido simplemente cómico, y Danny McBride, en su papel de psicólogo de MacGruder, ofrece un equilibrio perfecto entre humor negro y vulnerabilidad. La película se beneficia de un reparto de segundo nivel capaz de elevar la comedia con sus interpretaciones.
Sin embargo, es importante reconocer que “MacGruder” puede resultar excesiva para algunos espectadores. El humor es muy específico, y no está exenta de momentos ridículos que podrían resultar molestos. La película no ofrece profundidad emocional ni momentos de realismo; se centra únicamente en la diversión y el entretenimiento puro. Si buscas una experiencia cinematográfica sofisticada, esta no es la opción correcta. Pero si buscas una película que te haga reír a carcajadas, que te abandone a la locura y te sumerja en un mundo de acción absurdo, “MacGruder” podría ser justo lo que necesitas.
Nota: 7/10
