Mad God (2022)

“Mad God” no es una película para todos. Es un ataque directo a la sensibilidad, una inmersión brutal en los rincones más oscuros del inconsciente colectivo y, sin duda, una experiencia cinematográfica que te dejará exhausto, perturbado y, a la vez, fascinado. Esta película de Wayne Holloway y Bill Munroe es mucho más que una simple animación; es una declaración de principios sobre la persistencia, el arte y la importancia del oficio.

La dirección es, sin duda, lo que domina la experiencia. Holloway, como director y creador de los diseños, se ha sumergido por completo en este universo distópico. El resultado es un mundo visualmente rico, saturado de detalles y plagado de criaturas grotescas y, a la vez, sorprendentemente emotivas. La clave está en la meticulosidad de cada fotograma, en la insistencia por construir un mundo que respira con una atmósfera opresiva y un sentido de decadencia implacable. La película transita con maestría entre la comedia negra y el horror cósmico, creando un equilibrio inquietante entre la repulsión y la necesidad de comprender la historia detrás de la locura.

El stop-motion, en esta película, no es solo una técnica de animación, sino una herramienta narrativa fundamental. Cada criatura, cada objeto, cada cicatriz se construye con paciencia y dedicación, lo que otorga a las imágenes una vitalidad tangible. La calidad de la animación es excepcional, una prueba tangible del amor y la pasión que han dedicado los artistas a este proyecto. La película parece escapar de las limitaciones del tiempo, un proceso lento y consciente que se traduce en una banda sonora silenciosa, donde cada movimiento, cada cambio de expresión, es una revelación.

Aunque la historia en sí es relativamente sencilla – un cronista que se introduce en una serie de escenas de la vida de un “cronista” en un mundo donde las almas son torturadas y los horrores se materializan – es la presentación y la atmósfera lo que realmente atrapa. Las actuaciones, aunque no se basan en diálogos, se comunican a través de la mirada de los personajes y la fidelidad con la que se representa su sufrimiento. La película no intenta ser accesible; requiere que el espectador se sumerja en el caos y acepte la brutalidad como una forma de entender la historia.

“Mad God” es una película que se quedará contigo mucho después de que terminen los créditos. Es un trabajo de arte que desafía las convenciones narrativas y visuales, una oda a la creatividad y una reflexión sobre la naturaleza de la memoria y el dolor. No es un espectáculo para el entretenimiento fácil, sino una experiencia visceral que, aunque perturbadora, es innegablemente poderosa y memorable. Te aseguro que no encontrarás nada igual.

Nota: 8.5/10