Madea's Big Happy Family (2011)

Tyler Perry ha dominado el género de la comedia familiar con un estilo inconfundible, y ‘Madea’s Big Happy Family’ no es una excepción, aunque tampoco representa su mejor trabajo. La película se presenta como un relato de devoción familiar, pero rápidamente se revela un torbellino de situaciones exageradas, diálogos forzados y personajes que, en su mayoría, son meros arquetipos. La premisa, la inesperada noticia sobre la salud de Shirley, sirve de catalizador para reunir a la familia, un coro de personajes problemáticos unidos por un vínculo inquebrantable y por la omnipresente influencia de Madea.

La dirección de Perry, como siempre, es reconocible. Utiliza el montaje rápido y la música impactante para mantener el ritmo frenético, casi claustrofóbico, de la película. Logra crear una atmósfera de caos controlado, pero a veces ese caos se siente más como desorden que como humor genuino. La caracterización visual de Madea, con su indumentaria extravagante y su actitud imperiosa, es, como es habitual, convincente. Tyler Perry se entrega al papel con su energía inagotable, transmitiendo una mezcla de ternura y exasperación que es central a su personaje. Sin embargo, el resto de las actuaciones son más irregulares. Loretta Devine ofrece una interpretación sólida como la vulnerable Shirley, aunque se ve sobrepasada por el volumen de la historia. El elenco secundario, incluyendo a Bow Wow, Natalie Desselle y Shannon Kane, se muestra competente, pero carente de profundidad. Bow Wow, en particular, se siente un poco relegado a un papel de alivio cómico que no explota su potencial.

El guion es el punto más débil de la película. Las situaciones son predecibles y las resoluciones demasiado fáciles. Los conflictos, aunque presentados como serios, se desvanecen rápidamente en un final feliz que, aunque reconfortante, carece de sustancia. Las diálogos, a menudo excesivamente recargados con referencias culturales y juegos de palabras, se sienten forzados y poco naturales. La película repite fórmulas que ya ha explorado en entregas anteriores, lo que la convierte en una experiencia familiar bastante previsible. A pesar de la voluntad de Perry para abordar temas como la enfermedad, la paternidad y la reconciliación familiar, la película se apoya en la comedia de situación, a menudo a expensas de la construcción de personajes o de la exploración emocional. Es una película que busca provocar risas, y en ese sentido, lo consigue, pero a menudo a costa de la calidad narrativa.

A pesar de sus defectos, ‘Madea’s Big Happy Family’ ofrece momentos de entretenimiento y ofrece una visión (aunque simplificada) de las complejidades de la vida familiar. No es una obra maestra, pero puede ser una opción decente para una noche de cine en familia, especialmente si se busca un espectáculo visualmente vibrante y lleno de humor irreverente. La película se beneficia de la popularidad de la marca Madea y de la capacidad de Perry para conectar con su audiencia.

Nota: 6/10