Tyler Perry ha construido un imperio basado en la figura de Madea, una matriarca excéntrica con un don para el drama, la sabiduría y, quizás sobre todo, para meterse en líos. 'Madea's Witness Protection' no es una excepción a esta tradición, aunque la premisa, al menos en teoría, ofrece un punto de partida más sólido que algunas de las entregas anteriores. La película nos sitúa en un escenario ligeramente más sobrio – la protección de testigos – lo que podría haber permitido un desarrollo de personajes y situaciones más sutiles, pero en última instancia, Perry se aferra a su estilo característico: diálogos rápidos, situaciones exageradas y un humor que oscila entre lo agridulce y lo abiertamente cómico.
La trama, en esencia, gira en torno a la inesperada llegada de un banquero multimillonario, Victor “Vic” Sterling (David Oyelowo), y su familia, quienes buscan refugio en la peculiar casa de Madea tras testificar contra un cartel de drogas. La película intenta abordar temas como la corrupción, la clase social y la hipocresía, pero lo hace con una brevedad que le resta profundidad. El conflicto central, el peligro inminente que acecha a la familia Sterling, se resuelve con demasiada facilidad y sin explorar las consecuencias emocionales y psicológicas que la situación debería generar. Se siente como si Perry se limitara a tocar la superficie de estas cuestiones, sin sumergirse realmente en ellas.
Sin embargo, la película no es un fracaso absoluto. La actuación de Tyler Perry como Madea sigue siendo el punto central de la película. Ella posee un carisma innegable y una presencia escénica impactante, capaz de elevar incluso las escenas más torpes. Su interpretación es exagerada, sí, pero también llena de matices y momentos genuinamente conmovedores. Los actores de reparto, especialmente Brindy Porter como la hija rebelde de Vic, aportan frescura y dinamismo a la trama. Oyelowo, en particular, logra transmitir la vulnerabilidad y la desesperación de un hombre que ha perdido su posición social y que se encuentra en peligro.
El guion, como suele ser habitual en las películas de Perry, es un puñado de escenas inconexas unidas por diálogos veloces y situaciones absurdas. Se siente una necesidad constante de llenar los espacios con humor, a veces a expensas de la narrativa. Si bien la comedia es un componente esencial del universo Madea, en esta ocasión, el exceso de situaciones cómicas reduce el impacto emocional de algunos momentos. Las subtramas, que involucran a los nietos de Madea y a varios vecinos con sus propios problemas, se sienten como añadidos innecesarios que diluyen la trama principal. La dirección de Perry es, como siempre, rápida y dinámica, pero carente de una visión artística definida.
En definitiva, 'Madea's Witness Protection' es una película entretenida, pero superficial. Ofrece una dosis saludable de humor y una dosis generosa de la inconfundible presencia de Madea. Sin embargo, carece de la complejidad y la profundidad necesarias para ser considerada una obra cinematográfica memorable. Es un entretenimiento de un nivel muy alto, pero no de un nivel que aspire a ser un clásico.
Nota: 6/10