Malas madres (2016)

“Malas madres” (Bad Moms) es una comedia que, lejos de ofrecer un simple entretenimiento superficial, se atreve a diseccionar las presiones sociales e internas que sufren las mujeres en la edad adulta. La película, dirigida con notable agilidad por Jon Lucas y Michael Schur, no se limita a las risas; también incita a la reflexión, planteando preguntas incómodas sobre el rol materno y la autoexigencia que nos impone la sociedad. La película nos presenta a Amy (Mindy Kaling), una mujer que, por su propia voluntad o por las expectativas externas, ha construido una imagen de perfección que la consume por completo. Su vida, aparentemente impecable, es en realidad un laberinto de estrés, trabajo y la constante sensación de no estar a la altura.

Las actuaciones son, sin duda, uno de los pilares fundamentales de la película. Mindy Kaling, como Amy, entrega una interpretación sublime, logrando transmitir con una mezcla perfecta de vulnerabilidad y fuerza. Pero no solo ella brilla. Kaitlin Dobbins, como la impulsiva y desinhibida Brooke, y Kristen Bell, como la sarcástica y rebelde Lydia, aportan matices y una energía contagiosa que dinamizan la trama. La química entre las tres protagonistas es palpable y esencial para el éxito cómico y dramático de la película. Particularmente, Hahn, como la pragmática y a veces pesada Carla, ofrece una interpretación sorprendentemente conmovedora, representando con honestidad la necesidad de un apoyo real en momentos de crisis.

El guion, a cargo de los mismos directores, se caracteriza por un diálogo rápido, inteligente y lleno de situaciones hilarantes. La trama, que gira en torno al desafío a una mandamás opresiva y su círculo de "mamás perfectas", sirve como vehículo para explorar temas más amplios como la autoestima, la salud mental y la importancia de la amistad femenina. La película no glorifica la rebeldía, sino que la presenta como una solución necesaria para superar las expectativas poco realistas que la sociedad impone a las mujeres. Además, la película se atreve a mostrar las consecuencias de un estilo de vida agotador, evitando caer en clichés y ofreciendo una visión matizada de la maternidad. El humor, a menudo absurdo y situacional, se integra perfectamente en la narrativa, realzando la carga emocional de los personajes.

La dirección de Jon Lucas y Michael Schur es precisa y dinámica. Logran crear un ritmo narrativo ágil, manteniendo el interés del espectador a lo largo de toda la película. El uso de la cámara es efectivo, centrándose en las expresiones faciales de los actores y en los momentos clave de la acción. La banda sonora, compuesta por un elenco de canciones pop actuales, complementa a la perfección la atmósfera desenfadada y divertida de la película. “Malas madres” no busca ofrecer respuestas fáciles, sino más bien plantear preguntas importantes y dejar que el espectador reflexione sobre su propia vida. Es una comedia inteligente, divertida y, sobre todo, honesta.

Nota: 8/10