¡Malditas vacaciones! (1985)

“¡Malditas vacaciones!” (1985) es una joya olvidada del cine cómico estadounidense, una película que, curiosamente, se siente a la vez absurda y sorprendentemente conmovedora. John Candy, en su mejor momento, ofrece una interpretación magistral de Jack Chester, un controlador de tráfico aéreo al borde del colapso, quien, desesperado por desconectar, busca la paz en una humilde casa de verano en Florida. Sin embargo, el universo parece conspirar para sabotear sus intentos de relajación, envolviéndolo en una serie de situaciones cómicas y a menudo ridículas que revelan la fragilidad de la vida adulta y la dificultad de encontrar la verdadera tranquilidad.

La dirección de Norman Jewison, conocido por su sensibilidad en obras como “El chico y la luna” o “A Splash of Harmony”, demuestra aquí una notable habilidad para equilibrar el humor físico y la comedia de situación con momentos genuinos de empatía. Jewison no se limita a contar chistes; explora la soledad y el aislamiento que experimenta Jack, una sensación comprensible para cualquier persona que haya luchado contra el estrés laboral. La película, por lo tanto, es mucho más que una simple comedia; es un retrato de la búsqueda de la felicidad y la aceptación de las imperfecciones de la vida. La puesta en escena, con su vibrante playa y la casa de verano ligeramente deteriorada, contribuye a la atmósfera particular de la película: un lugar donde la aparente serenidad oculta un torbellino de desastres improbables.

El guion, co-escrito por Jerry Zucker, Jeffrey Robin y Stewart Kramer, es un brillante ejemplo de comedia involuntaria. Las situaciones en las que Jack se ve envuelto son tan inesperadas y absurdas que, a pesar de su hilaridad, logran evocar una sensación de extrañeza y, de alguna manera, una profunda comprensión de sus motivaciones. La película construye un ritmo pausado pero efectivo, permitiendo que el espectador se conecte con los personajes y se involucre en sus desventuras. La interacción entre Jack y su familia – especialmente su exasperado y pragmático suegro, interpretado por Ted Colley – añade una capa extra de humor y realismo a la trama.

Las actuaciones son, sencillamente, impecables. John Candy ofrece una interpretación deslumbrante, transmitiendo con facilidad la vulnerabilidad y el sarcasmo de Jack. El resto del reparto, incluyendo a Jamie Lee Curtis y Robert Stack, complementa la actuación de Candy con brillar intensidad. La química entre los actores es palpable y contribuye significativamente al éxito de la película. La película consigue que, a pesar de las situaciones cómicas, uno se sienta genuinamente preocupado por el destino de Jack y su familia.

En definitiva, “¡Malditas vacaciones!” es una película que, a pesar de su edad, sigue siendo sorprendentemente fresca y divertida. Es un recordatorio humorístico de que a veces, lo mejor que podemos hacer es aceptar el caos y disfrutar de los momentos inesperados de la vida.

Nota: 8/10