Malditos vecinos 2 (2016)

“Malditos Vecinos 2” se presenta, en principio, como una propuesta arriesgada: devolver a los personajes que conquistaron la pantalla en 2014 para una secuela que, en teoría, debería aprovechar el encanto de la original. Sin embargo, la película se muestra como una entrega funcional pero, lamentablemente, decepcionante, que no logra capturar la chispa que hizo que la primera entrega fuera tan memorable. La dirección de Steve Minehan es competente, asegurando que el ritmo sea constante y que las situaciones sean visualmente entretenidas, pero carece de la audacia y la creatividad necesarias para realmente destacar.

Las actuaciones son un punto a favor notable. Adam Scott, como Mac Radner, mantiene su encanto natural y su humor peculiar, aunque se ve relegado a un papel más secundario que en la primera película. Kaitlin Olson, como Kelly Radner, sigue siendo la fuerza impulsora del grupo, aportando una mezcla de sarcasmo y ternura que es inherentemente divertida. Sin embargo, la incorporación de nuevos personajes, especialmente los miembros de la hermandad Delta Psi Beta, no logran generar la misma conexión emocional con el público. El actor que interpreta a Teddy Sanders, Brett Davern, aunque competente, no logra redimir el cliché del “antagonista” arquetípico, careciendo de la complejidad y el matiz que podrían haberle dado una profundidad más interesante. Es una actuación correcta, pero no particularmente memorable.

El guion es donde la película realmente falla. Si bien las situaciones cómicas están presentes, la mayoría son repetitivas y previsibles. La premisa de la nueva fraternidad intentando invadir la casa de los Radner es un recurso ya agotado, y la película no ofrece ninguna solución original ni perspectivas nuevas sobre el tema. Además, el conflicto central se resuelve de forma apresurada y simplificada, dejando al espectador con la sensación de que se ha perdido una oportunidad para explorar temas más profundos, como la rivalidad entre generaciones o las tensiones sociales dentro de una comunidad universitaria. El humor, en su mayoría, se basa en bromas fáciles y chistes de "payaso de la farándula" que, con el tiempo, pierden su gracia. Se intenta jugar con la nostalgia de la primera entrega, pero el resultado es más bien una imitación deslucida.

En definitiva, “Malditos Vecinos 2” es una película que cumple su cometido como entretenimiento ligero y rápido, ideal para una noche de cine con amigos. Pero no alcanza la calidad de su predecesora ni ofrece un contenido que justifique la espera. Es un ejercicio de nostalgia que se queda corto, ofreciendo una experiencia visualmente agradable pero emocionalmente distante. Quizás el encanto reside más en el recuerdo de lo que en la propia película.

Nota: 6/10