Mamma mia! Una y otra vez (2018)

“Mamma Mia! Una y otra vez” es más que una simple secuela; es una celebración del optimismo, la música y la conexión familiar, envuelta en un telón de fondo mediterráneo que roba el aliento. La película, dirigida con una maestría palpable por Phyllida Lloyd, no intenta simplemente replicar la original; más bien, la expande y la profundiza, ofreciendo una experiencia cinematográfica mucho más rica y satisfactoria. La premisa, la de Sophie y su búsqueda de sus padres biológicos en medio de una boda, se convierte en un pretexto para explorar temas mucho más amplios: la identidad, la familia, el perdón y la importancia de abrazar el presente, en lugar de aferrarse al pasado.

La película se beneficia enormemente de las actuaciones carismáticas y contagiosas de su elenco. Meryl Streep, en el papel de Donna, es, como siempre, una fuerza de la naturaleza. Su interpretación es magistral, equilibrando la rebeldía, el cariño maternal y el sentido del humor con una sutileza admirable. Amanda Seyfried entrega una interpretación vulnerable y emotiva como Sophie, evolucionando de una joven insegura a una mujer que finalmente encuentra su lugar en el mundo. Cher, Lily James y Christine Baranski se integran a la perfección en la dinámica familiar, aportando matices y chispas a cada escena. La química entre las actrices es palpable y contribuye a crear un ambiente cálido y acogedor en pantalla.

El guion, coescrito por Judy Garland (en un gesto conmovedor y significativo) y Richard Curtis, es el corazón de la película. La trama no se centra únicamente en la búsqueda de la paternidad; se adentra en las vidas de los tres posibles padres, revelando sus historias y motivaciones de forma detallada y conmovedora. Se exploran sus propias familias, sus experiencias y sus arrepentimientos, dotándolos de una profundidad que los convierte en personajes complejos y redimibles. La incorporación de las canciones de ABBA, lejos de ser meros adornos, se integra de forma orgánica en la narrativa, impulsando la acción y profundizando las emociones. La banda sonora es, como era de esperar, espectacular y la selección de canciones es inteligente y precisa. Pero lo que realmente eleva la película es la forma en que las canciones se utilizan para expresar sentimientos que las palabras no pueden transmitir plenamente.

La película se beneficia enormemente de su formato de "una y otra vez", permitiendo al público presenciar el mismo evento repetidas veces, a través de las interpretaciones de diferentes elencos. Esta estructura, a pesar de ser un recurso a veces criticado, funciona sorprendentemente bien, generando un sentido de familiaridad y permitiendo al espectador identificar rápidamente los actores que interpretan a los personajes principales. El uso del “one-take” para las escenas musicales es un logro técnico impresionante y contribuye a la intensidad y el realismo de las actuaciones. “Mamma Mia! Una y otra vez” no busca la perfección, sino el alma. Y logra conseguirlo, ofreciendo una experiencia cinematográfica genuinamente emotiva y memorable.

Nota: 8.5/10