“Mañana empieza todo” es, en esencia, un reencuentro improbable y profundamente emotivo, un remake que se esfuerza por capturar la esencia del aclamado "No se aceptan devoluciones" de Arturo Ripstein. La película, dirigida por Olivier Nakache y Éric Tessier, no busca reinventar la rueda, sino construir una historia familiar con los mismos elementos centrales: la complicidad, la culpa, la búsqueda de la redención y las consecuencias imprevistas de una decisión aparentemente simple.
La dirección de Nakache y Tessier es segura y eficiente. Si bien el ritmo puede sentirse un tanto pausado en los primeros actos, logrando un efecto deliberadamente relajado que refleja la vida despreocupada de Samuel, la película se vuelve cada vez más intensa a medida que se desarrolla la trama. Evitan caer en sentimentalismos fáciles, permitiendo que la relación entre Samuel y Gloria florezca de forma orgánica, con momentos de genuina ternura intercalados con la inevitable tensión y la incertidumbre. El ambiente mediterráneo inicial se desplaza con naturalidad a la gris y aparentemente impersonale atmósfera de Londres, reforzando el contraste entre la libertad superficial y la responsabilidad que la vida adulta exige.
Las actuaciones son, sin duda, uno de los puntos fuertes de la película. Louis Garrel, como Samuel, ofrece una interpretación matizada y conmovedora. Su personaje es complejo, marcado por su pasado y atormentado por sus errores. No es un héroe, ni un villano, sino un hombre que ha aprendido a evadir sus responsabilidades y que se enfrenta a la posibilidad de ser confrontado por las consecuencias de sus actos. La joven Ana Girardot, como Gloria, está especialmente brillante. Su interpretación es natural, vulnerable y, al mismo tiempo, llena de una fuerza interior sorprendente. La química entre Garrel y Girardot es palpable y fundamental para el éxito de la película.
El guion, adaptado de la novela de Arturo Ripstein, se centra en la dinámica familiar y las relaciones interpersonales. La trama no se basa en giros argumentales espectaculares, sino en la exploración de las emociones y los conflictos internos de los personajes. La película se detiene a observar cómo las decisiones del pasado impactan en el presente, y cómo el perdón, o la falta de él, puede alterar el curso de la vida. No obstante, a veces, el guion se vuelve un poco lento y repetitivo en ciertos momentos, especialmente en la trama secundaria que involucra a la madre de Gloria. Se intuye que un mayor desarrollo de este eje podría haber enriquecido la película, pero como adaptación, se mantiene fiel al espíritu del original.
En definitiva, “Mañana empieza todo” es una historia conmovedora y bien actuada sobre la importancia de las relaciones familiares y la búsqueda de la redención. Aunque no es una obra maestra del cine, sí que consigue conectar con el espectador gracias a su honestidad emocional y a las sólidas interpretaciones de sus protagonistas. Es una película que invita a la reflexión sobre las responsabilidades que conlleva la paternidad y el valor del amor, aunque sea un amor inesperado.
Nota: 7/10