Mandíbulas (1999)

“Mandíbulas” (Jaws: The Revenge) es una película que, a primera vista, parece un ejercicio de homenaje excesivo a la original de Steven Spielberg, pero que, sorprendentemente, se aferra a su propia identidad y ofrece una experiencia cinematográfica considerablemente peculiar. Más que un simple guiño, la película se postula como un comentario agudo y, en ocasiones, satírico sobre el cine de terror, la fama, y las expectativas del público. Y, por desgracia, o por suerte, esto se traduce en una película que es, a la vez, entretenida y profundamente frustrante.

La dirección de Lee Thompson Zuckerman es un punto crucial. Se nota el evidente amor por el cine de monstruos clásico, pero también una clara intención de subvertir las convenciones. Hay secuencias de acción frenéticas, con un montaje rápido y dinámico que recuerdan a la obra de Spielberg, pero también momentos deliberadamente artificiales, casi paródicos, que juegan con la estética de los filmes de terror de los años 70. Esto crea una tensión constante entre lo familiar y lo desconocido, lo auténtico y lo deliberadamente falso. A veces, esta ambivalencia funciona a la perfección, elevando la película a un nivel de diversión inteligente, mientras que otras veces, se siente forzada y desarticulada.

El reparto es, en general, competente, aunque ninguno consigue realmente destacar. Chris Hemsworth, en un papel que le da la oportunidad de demostrar su versatilidad, ofrece una interpretación física convincente como el guardián Hank Mitchell, pero le cuesta transmitir las complejas emociones que su personaje requiere. Kellan Lutz, como el paleontólogo Grant Faulkner, aporta un toque de intelectualidad pretenciosa que, aunque exagerada, sirve para reforzar la crítica a la academia y el fanatismo. El personaje de Kevin Corrigan, como el padre de la víctima, es quizás el más contundente, dotando al drama familiar con una honestidad y una vulnerabilidad palpables.

Sin embargo, la mayor debilidad de “Mandíbulas” reside en su guion. Si bien la premisa de la búsqueda de un cocodrilo asesino es intrigante, la ejecución es a menudo confusa y carente de coherencia. Los diálogos son repetitivos y poco naturales, y la trama se complica innecesariamente con personajes secundarios poco desarrollados y motivaciones poco claras. La película se atasca en momentos de tensión artificial, alargando las escenas de suspense a costa de la fluidez narrativa. El exceso de referencias y la constante búsqueda de homenajes pueden resultar abrumadores y restar valor a la historia principal. A pesar de las intenciones, el guion parece más preocupado por "ser" una parodia del cine de monstruos que por contar una historia sólida y convincente.

No obstante, hay que reconocer que la película tiene momentos de brillantez, especialmente en su tratamiento de la obsesión de algunos con la fama y la necesidad de ser “memorables”. La ambigüedad moral de algunos personajes, y el final abierto, invitan a la reflexión y a la discusión. En definitiva, "Mandíbulas" es una película difícil de clasificar, que oscila entre el entretenimiento puro y la parodia descarada. Es una experiencia cinematográfica peculiar, que no impresionará a nadie, pero que tampoco dejará indiferente.

Nota: 6/10