Ganadora del premio a la mejor dirección (Panos Cosmatos) en el Festival de Sitges de 2018 y merecedora de una cerrada ovación de cinco minutos en el de Cannes, "Mandy" es un psicodélico 'thriller' de acción en el que también están presentes el terror, el gore y la fantasía.
Mandy (2018)
(EN) · Fantasía, Acción, Terror · 2h 1m
Un Film de Panos Cosmatos
Sinopsis de Mandy
Red (Nicholas Cage) es un leñador que vive alejado del mundo junto al amor de su vida, Mandy (Andrea Riseborough). Un día, mientras da un paseo abstraída en una de las novelas de fantasía que suele leer a diario, Mandy se cruza sin saberlo con el líder de una secta que desarrolla una obsesión por ella. Decidido a poseerla a cualquier precio, él y su grupo de secuaces invocan a una banda de motoristas venidos del infierno que la raptan y, en el proceso, hacen añicos la vida de Red. Decidido a vengarse y equipado con toda clase de artilugios, pone en marcha una matanza que deja cuerpos, sangre y vísceras allá por donde pasa.
Ficha técnica
Mandy
EN
Adrian Politowski, Daniel Noah, Josh C. Waller, Elijah Wood, Nate Bolotin, Tony Malzone
Reparto principal de Mandy
Actores y actrices destacados que dan vida a la historia en Mandy.
Tráiler Oficial

Nuestra crítica de Mandy
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Críticas de la película
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“Mandy” de Zach Snyder es una experiencia cinematográfica visceral y perturbadora que, más allá de su evidente inspiración en el cine western y el folklore, se erige como un ritual de venganza visualmente deslumbrante y emocionalmente devastador. La película no ofrece una narrativa lineal ni un guion complejo, sino que se centra en la experiencia desorientada y retorcida de Red (Nicholas Cage) tras la pérdida de su amada, Mandy (Andrea Riseborough), un dolor tan profundo que lo despoja de su humanidad y lo convierte en una fuerza implacable de destrucción. Snyder, conocido por su estética meticulosa y su particular visión del horror, ha logrado crear un universo propio, un paisaje onírico y amenazante donde la belleza y la barbarie coexisten en un baile inquietante.
La dirección de Snyder es, sin duda, el elemento más destacable de la película. Cada plano está cuidadosamente compuesto, con una paleta de colores vibrantes y saturados que evocan tanto la nostalgia de los westerns clásicos como un mundo en ruinas, afectado por un cataclismo. La banda sonora, compuesta por el propio Snyder, es un elemento integral de la experiencia, complementando perfectamente la atmósfera de horror psicológico y la sensación de desorientación. El uso de efectos visuales, aunque a veces excesivos, sirve para amplificar el impacto emocional de la violencia, que no se presenta como gratuita, sino como una expresión de un dolor incontrolable. No obstante, hay que reconocer que el ritmo de la película puede resultar lento para algunos espectadores, priorizando la atmósfera y la inmersión sobre la acción convencional.
Nicholas Cage, en una actuación que se considera por muchos como una de sus mejores, entrega una interpretación absolutamente convincente. Su personaje de Red es un individuo completamente desintegrado, que evoluciona a lo largo de la película desde un hombre taciturno hasta un asesino despiadado. Su entrega, a veces sobrecargada de expresividad y teatralidad, es precisamente lo que hace que el personaje sea tan cautivador y, a la vez, tan inquietante. Andrea Riseborough, por su parte, ofrece una actuación sutil pero poderosa como Mandy, retratando su belleza y vulnerabilidad con una elegancia melancólica. La química entre ambos actores es palpable, y su relación, aunque breve, se convierte en el eje central de la película.
El guion, aunque no es particularmente innovador en su planteamiento, logra establecer un tono consistente y mantener la tensión a lo largo de la película. Los diálogos son escasos y se limitan a transmitir la desesperación y el dolor de Red. La película se centra más en la acción y la violencia visual que en la narrativa, y esto puede resultar un punto débil para algunos espectadores. Sin embargo, la atmósfera, las imágenes y las actuaciones son suficientes para mantener el interés del espectador. La exploración del dolor, la pérdida y la venganza, aunque abordada de una manera muy particular y con una estética muy definida, es un tema universal que resuena profundamente. “Mandy” es, en definitiva, una película que exige una cierta disposición a dejarse llevar por su peculiaridad y a aceptar su ritmo deliberado.
Nota: 7.5/10
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