ManFast (2003)

“ManFast” no es una película que dejará una marca imborrable en la historia del cine. Sin embargo, es una propuesta interesante, aunque imperfecta, que se atreve a explorar temas de auto-control, sexualidad femenina y la presión social. El guion, en su base, presenta una premisa audaz: cuatro mujeres, lideradas por Lala Sloatman, se comprometen a un ayuno de 100 días sin contacto con hombres, no solo sin comunicación verbal, sino sin miradas ni siquiera amenazantes. Esta restricción radical, motivada por una apuesta de un millón de dólares, sirve como catalizador para un drama psicológico que, en ocasiones, se acerca a la introspección pero que a menudo se pierde en un melodrama excesivamente melodramático.

La dirección de Jessica Jessop es funcional, pero carente de la chispa que podría haber elevado la película. Se centra en las emociones de las protagonistas, capturando las expresiones de frustración, la tensión palpable y, en algunos momentos, la confusión. Sin embargo, la cinematografía es relativamente plana y poco creativa, utilizando lentes y ángulos de cámara bastante convencionales. No se busca la originalidad visual, lo cual es comprensible dada la naturaleza del proyecto, pero resta dinamismo a la experiencia cinematográfica. El ritmo, también, es irregular, con largos momentos de contemplación interrumpidos por saltos abruptos en la narrativa.

Las actuaciones son un punto fuerte. Lala Sloatman, como la líder, Maya, demuestra una gran capacidad para transmitir la lucha interna de su personaje, equilibrando la vulnerabilidad con la determinación. Klea Scott, interpretando a la más impulsiva de las cuatro, aporta energía y una honestidad refrescante. Kate Norby y Jeremy Sisto, aunque con roles secundarios, complementan el elenco con actuaciones sólidas y personajes bien definidos. La tensión entre los personajes se siente genuina, y la química entre las actrices es perceptible. La interpretación de Sisto, en particular, es destacable; su personaje, un apostador con problemas, aporta un contrapunto interesante al tono general de la película.

A pesar de los puntos positivos en cuanto a las actuaciones y el guion central, “ManFast” se ve lastrado por un guion que a veces se siente forzado y recurrente a clichés. Las motivaciones de los personajes no siempre están completamente desarrolladas, y algunos diálogos son particularmente exagerados. Además, la trama, aunque intrigante al principio, termina siendo predecible. La película parece centrarse demasiado en la dramatización del desafío, relegando a un segundo plano la exploración de temas más profundos como la autoestima, el control y la relación de las mujeres con su sexualidad. En última instancia, "ManFast" es un experimento interesante que, aunque no logra alcanzar su máximo potencial, ofrece una mirada interesante a la condición humana y los límites del deseo.

Nota: 6/10