Mara (2018)

“Mara” es una película que te atrapa desde el primer momento, no por su espectacularidad visual, sino por la atmósfera opresiva y el terror psicológico sutil pero efectivo que logra crear. Dirigida con maestría por Christopher Bell, la película se centra en Kate Fuller, interpretada con una intensidad palpable por Naomi Watts, una psicóloga criminalista que se enfrenta a un caso que la va consumiendo hasta el punto de poner en riesgo su propia vida. La premisa, la existencia de un demonio que atormenta a las víctimas mientras duermen, es arriesgada pero Bell la ejecuta con una delicadeza inquietante, evitando caer en clichés del género y optando por un horror más introspectivo y, por ello, mucho más perturbador.

Watts ofrece una actuación sobresaliente, transmitiendo con precisión la angustia y el miedo de Kate. Su personaje no es una heroína convencional; es una mujer vulnerable, traumatizada y consumida por la duda. La película se beneficia enormemente de la interpretación de Watts, quien logra comunicar la desesperación silenciosa de Kate, su lucha por mantener la cordura mientras se encuentra envuelta en un ciclo de pesadillas cada vez más intensas. A su lado, la joven Ruby Rose, como Sophie, añade una capa de inocencia y terror a la narrativa, representando la vulnerabilidad de la infancia ante un mal ancestral.

El guion, escrito por Bell y Eric Provenza, destaca por su lentitud deliberada. No hay sustos fáciles ni persecuciones frenéticas. En cambio, la película se construye a través de la gradual erosión de la cordura de Kate y la creciente sospecha sobre la realidad de lo que está ocurriendo. Las escenas oníricas, llenas de simbolismo y una estética visual sombría, son particularmente efectivas. Se presta especial atención al detalle, utilizando la iluminación y la música para crear una atmósfera de tensión constante, incluso en los momentos de aparente calma. La dirección artística es impecable, con un diseño de producción que evoca un ambiente gótico y opresivo, reforzando la sensación de peligro inminente.

Si bien el ritmo pausado puede frustrar a algunos espectadores acostumbrados a thrillers más convencionales, es precisamente esta lentitud la que permite a la película profundizar en la psicología de sus personajes y en la naturaleza del mal que acecha. La película no busca entretener, sino provocar una reflexión sobre el miedo, la culpa y la fragilidad de la mente humana. El final, aunque abierto a la interpretación, deja una sensación de inquietud duradera, subrayando la naturaleza implacable de las pesadillas y la lucha constante contra la oscuridad que reside dentro de nosotros. “Mara” es, en definitiva, una experiencia cinematográfica que perdura mucho después de que los créditos finales hayan terminado de rodar.

Nota: 7/10