Marca de vida (2022)

“Marca de vida” (Life) es un drama familiar que, aunque no llega a ser una obra maestra, ofrece una experiencia cinematográfica contemplativa y emotiva. La película, de la mano de Clare Montgomery, se centra en David, un joven de 18 años que vive una vida aparentemente idílica con sus padres adoptivos, los McNulty. La trama, en su núcleo, es sencilla pero resonante: una madre biológica que busca a su hijo después de años de abandono, desencadenando una serie de revelaciones que sacuden la estabilidad del protagonista y, por extensión, la de toda su familia. La premisa, por sí sola, ya es un gancho emocional potente, y Montgomery la maneja con cuidado y una sensibilidad que no se suele ver tan frecuentemente en el género.

El guion, en general, es sólido, aunque carece de una profundidad retórica que hubiera permitido un desarrollo aún más rico de los personajes y sus conflictos internos. La historia se desarrolla con un ritmo pausado, lo que favorece la atmósfera melancólica y la reflexión, pero a veces puede sentirse un poco lento. Sin embargo, la película consigue mantener el interés del espectador gracias a la honestidad con la que aborda los temas de la identidad, el abandono, el perdón y la aceptación. Los diálogos, en su mayoría, son naturales y creíbles, evitando los clichés y las soluciones fáciles. El guion, afortunadamente, evita caer en sentimentalismos forzados, permitiendo que las emociones broten de manera orgánica, producto de las circunstancias y las relaciones entre los personajes.

Las actuaciones son, sin duda, uno de los puntos fuertes de la película. Caleb Landry Jones, como David, ofrece una interpretación conmovedora y matizada. Su evolución a lo largo de la historia, desde la ingenuidad y la inocencia de un joven a la angustia y la búsqueda de respuestas, es palpable y convincente. Lisa Brennan-Jenkins, en el papel de la madre biológica, transmite una vulnerabilidad y una determinación inquietantes. Su actuación es sutil pero efectiva, evitando el melodrama y centrándose en la complejidad de sus motivaciones y emociones. El resto del elenco, incluyendo a los padres adoptivos, cumplen su cometido con dignidad y autenticidad. La relación entre los McNulty y la madre biológica es tratada con cuidado, mostrando las dificultades inherentes a la confrontación y el proceso de adaptación.

Visualmente, la película es agradable, aunque no destaca por su originalidad. La fotografía, en su mayoría, es natural y luminosa, contribuyendo a la atmósfera contemplativa. La banda sonora, discreta pero efectiva, refuerza las emociones de la historia. En definitiva, “Marca de vida” no es una película que se recuerde con facilidad, pero sí una que invita a la reflexión sobre la naturaleza de la familia, la búsqueda de la identidad y la importancia de aceptar nuestro pasado. Es una película honesta y sensible, que, a pesar de sus defectos, consigue conectar con el espectador a través de sus personajes y su temática.

Nota: 7/10