Mariposas Verdes (2017)

“Mariposas Verdes” es, en su esencia, una película de adolescentes que se mueve con una sofisticación sorprendente, aunque a veces con la amabilidad excesiva que puede caracterizar el melodrama juvenil. La película, dirigida con una mirada fresca y a veces sutil, explora temas de poder, prejuicios, soledad y la dificultad de encontrar la autenticidad en un entorno predeterminado. El guion, escrito por Miguel Albaladejo, no rehuge fórmulas, pero sí las manipula con maestría, creando una atmósfera tensa y claustrofóbica en el colegio privado donde transcurre la mayor parte de la acción.

La trama, centrada en la conflictiva relación entre Mateo y Lucas, se construye gradualmente, revelando las dinámicas de poder desarticuladas y los secretos que acechan bajo la superficie de la respetabilidad. La rectora, Bárbara, interpretada con una frialdad calculada por Ana Torrent, es un personaje fascinante en su autojustificación y en su disposición a utilizar su posición para mantener el control. No es simplemente una villana caricaturesca, sino una mujer compleja, convencida de su derecho a dominar, y lo que hace aún más interesante es que el espectador, a veces, puede entender, aunque no justificar, sus acciones.

La relación entre Mateo y Lucas, inicialmente antagonista, se convierte en el eje central de la narrativa. La tensión entre ambos, palpable y real, se intensifica a medida que se desentrañan sus motivaciones y sus secretos. La interpretación de Álvaro Morte como Lucas es notable, logrando transmitir la ambición y el deseo de poder de un joven que, en el fondo, carece de una verdadera brújula moral. Sin embargo, el núcleo emocional de la película reside en la conexión entre Mateo (interpretado por Hugo Silva) y Daniel (interpretado con sutil madurez por Bruno Zanotto). La construcción de su romance, a pesar de la constante amenaza de ser descubierto, es el punto más fuerte de la película, ofreciendo una representación honesta y conmovedora de la atracción y la búsqueda de un refugio en medio de la adversidad.

No obstante, la película no está exenta de ciertas debilidades. Algunos diálogos se sienten forzados, y la resolución final, aunque dramática, resulta un tanto predecible. Además, la estética, aunque cuidada en la fotografía y la música, a veces se ve recargada en los momentos más intensos, desviando la atención del espectador. A pesar de esto, la película logra mantener un buen ritmo narrativo y consigue generar un ambiente de incertidumbre y suspense que te mantiene enganchado hasta el final. La banda sonora, en particular, es un elemento fundamental para construir la atmósfera de la película, complementando a la perfección las emociones de los personajes. La dirección artística consigue reproducir con gran fidelidad la atmósfera de un colegio privado de élite, mostrando con detalle los espacios, la decoración y las costumbres de estos alumnos.

Nota: 7/10