Marlowe (2023)

“Marlowe” no es una película que te sorprendas, sino una que se instala en ti como un neblinero la noche en los bajos fondos de Los Ángeles. Dirigida por Baz Luhrmann, un nombre que a menudo evoca exuberancia y espectáculo, la película se distancia sutilmente del estilo frenético y colorido de sus obras anteriores, optando por una estética cool y melancólica que, paradójicamente, se siente familiar y profundamente anclada en el universo de Raymond Chandler. Luhrmann consigue un equilibrio entre la modernidad y la nostalgia, creando un ambiente visualmente rico pero con una profundidad emocional que va más allá de la mera apariencia.

La historia, centrada en Philip Marlowe (interpretado con una quietud magnética por Joaquin Phoenix) es una intrincada red de engaños y poder. Marlowe se ve arrastrado a la búsqueda de un antiguo amor, una mujer de alta alcurnia que ha desaparecido sin dejar rastro. Su búsqueda lo expone a una élite corrupta, compuesta por políticos, magnates y personajes que parecen salir directamente de una novela negra. El guion, adaptado de la novela de Chandler, no rehúye la oscuridad y la desilusión que caracterizan a la obra original, pero lo hace con una sensibilidad moderna que no resulta gratuita. Se evita el sensacionalismo en favor de una narrativa inteligente y, en ocasiones, un poco frustrante. El ritmo, aunque no vertiginoso, permite que la tensión se acumule de forma natural, construyendo un clima de incertidumbre palpable.

Joaquin Phoenix ofrece una actuación extraordinariamente sutil. Es un Marlowe cansado, desilusionado, pero con un chispeante intelecto y una elegancia contenida. No es el héroe tradicional; es un hombre que ha visto demasiado y que se enfrenta a la corrupción con una amargura melancólica. El resto del reparto, incluyendo a Robert De Niro, Mia Wasikowska y Eric Stonestreet, contribuyen a crear un elenco memorable, cada uno aportando una personalidad distintiva a los personajes que habitan este submundo. De Niro, en particular, despliega su maestría interpretativa, encarnando al senador corrompido con una calma amenazante.

Visualmente, "Marlowe" es un deleite. La cinematografía de Hoyte van Hoytema es impecable, utilizando una paleta de colores apagados y contrastes marcados para evocar la atmósfera sombría de la ciudad. La banda sonora, compuesta por Dean Chamberlain, complementa a la perfección la acción y las emociones, añadiendo una capa extra de complejidad a la experiencia cinematográfica. No obstante, a pesar de su belleza visual y su sólida base narrativa, la película ocasionalmente flaquea en su ritmo, perdiendo un poco de intensidad en algunos momentos. Sin embargo, esta ligera debilidad se compensa con una dirección competente y actuaciones sólidas, convirtiendo a "Marlowe" en una adaptación digna y, en última instancia, satisfactoria de un clásico de la literatura noir.

Nota: 7.5/10