Marmaduke (2022)

“Marmaduke” no es, rotundamente, una obra maestra cinematográfica. Sin embargo, la película, dirigida por Julio Medem, ofrece un entretenimiento ligero y, sorprendentemente, entrañable que se atreve a explorar la dinámica familiar desde una perspectiva poco común: a través de los ojos de un perro extraordinariamente grande y con una personalidad colosal. Medem consigue, a pesar de las limitaciones del género, un tono peculiar y, en algunos momentos, casi cómico, al presentar a Marmaduke como un ser con sus propias emociones, frustraciones y necesidades. La película, a grosso modo, trata sobre la adaptación de un perro faldero de raza gigante a una nueva vida en una familia estadounidense, y la película se enfoca en la relación entre Marmaduke y el hijo adolescente, Alex, con quien establece un vínculo inusual y conmovedor.

La dirección de Medem es, en general, competente, aunque no particularmente innovadora. Utiliza un lenguaje visual simple pero efectivo, con planos largos que permiten al espectador centrarse en la interacción entre los personajes, especialmente en la relación entre Marmaduke y Alex. La película se beneficia de la presencia física de John Mikel Brown, quien interpreta a Marmaduke con una energía inagotable y una expresividad canina notable. Brown realmente transmite el torbellino de energía y la indiferencia a veces exasperante que define al personaje. Las actuaciones secundarias son correctas, pero no destacan particularmente. Catherine Keener, como la matriarca, aporta un toque de humor sutil y, aunque su personaje tiene un desarrollo algo limitado, contribuye al ambiente familiar de la película. Tom Wilkinson, interpretando al padre, se muestra, de nuevo, como el hombre pragmático y un poco sobrecargado por la vida familiar, un arquetipo que, sin embargo, se presenta con cierta humanidad.

El guion, sin embargo, es donde la película presenta sus mayores debilidades. La trama es predecible y carente de profundidad, relying heavily on clichés del género familiar. Los conflictos son artificiales y las resoluciones fáciles. Aunque hay momentos de humor genuino, la película a menudo se siente como una sucesión de gags visuales que no están bien integrados en la historia. La película trata temas como la aceptación, el perdón y la importancia de la familia, pero lo hace de manera superficial y sin profundizar en las complejidades emocionales de los personajes. Se echa de menos una exploración más rica de las tensiones familiares que puedan surgir al integrar a un perro gigante en la vida cotidiana. El enfoque, en gran medida, se centra en las travesuras de Marmaduke y en su capacidad para generar caos, lo cual, si bien es entretenido, limita el potencial dramático de la película. A pesar de esto, el film consigue generar momentos de ternura genuina, principalmente a través de la conexión especial que se desarrolla entre Alex y Marmaduke.

En definitiva, "Marmaduke" es un entretenimiento ligero y, en ciertos momentos, hasta divertido. No es una película que dejará una huella imborrable, pero puede ser un buen rato para ver en familia, especialmente para aquellos amantes de los perros. No es una obra maestra, pero cumple su cometido como película familiar y ofrece, sobre todo, una dosis extra de alegría y ternura gracias a la presencia de un personaje canino realmente especial.

Nota: 6/10