Más que un recuerdo (1988)

“Más que un recuerdo” (More Than This) es una película que, lejos de la grandilocuencia dramática que a veces se asocia con el género, ofrece una reflexión sutil y conmovedora sobre el duelo, la pérdida y el peso del pasado. Dirigida por Andrew Semans, la película no busca melodramas fáciles, sino que se adentra en la interioridad de Billy Wyatt, un personaje atormentado por la repentina muerte de Katie Chandler, su primer amor y amiga de la infancia. La película, en esencia, es un viaje a través de los recuerdos de Billy, un hombre en crisis que se ve obligado a lidiar con la responsabilidad de dispersar las cenizas de Katie.

La dirección de Semans es magistral en su aparente sencillez. No hay excesivos artificios visuales que distraigan del mensaje principal. La cámara se mantiene observadora, capturando la angustia y la confusión de Billy a través de sus ojos. El ritmo es pausado, permitiendo al espectador conectar con la vulnerabilidad del protagonista y con su proceso de duelo. La película construye una atmósfera de melancolía impregnada de nostalgia, un estado emocional palpable que, a menudo, se consigue con maestría a través de la música y la fotografía, elementos que en esta ocasión se complementan a la perfección.

La actuación de Logan Marshall-Green como Billy Wyatt es, sin duda, el corazón de la película. Marshall-Green ofrece una interpretación extremadamente sutil, transmitiendo la desesperación y la confusión de un hombre que ha perdido algo esencial en su vida. Su interpretación no recae en gestos exagerados, sino en una profunda exploración de la complejidad emocional de un personaje marcado por la culpa y el arrepentimiento. La química entre Marshall-Green y Maura Tierney, que interpreta a la madre de Katie, es igualmente notable, con ambos actores logrando una autenticidad conmovedora en sus interacciones.

El guion, co-escrito por Semans y Kazuo Ishiguro, es inteligente y evita las clichés del género. La película no se centra en la tragedia en sí, sino en cómo la pérdida afecta la percepción del tiempo y la memoria de Billy. Las conversaciones entre Billy y Katie, recreadas a través de flashbacks, son particularmente brillantes, ofreciendo fragmentos de su relación que revelan la profundidad de su vínculo y la inocencia de su amor. La película explora el concepto de la memoria selectiva, mostrando cómo el pasado puede ser retorcido y reconstruido por el trauma. La forma en que se aborda la relación con el tiempo, jugando con el recuerdo y la reinterpretación, es lo que realmente distingue a "Más que un recuerdo".

Sin embargo, la película podría haberse beneficiado de una mayor ambigüedad en su desenlace. Aunque la resolución, basada en una decisión audaz y emotiva, es satisfactoria, algunas de sus implicaciones narrativas podrían haber sido exploradas con mayor profundidad. A pesar de este pequeño inconveniente, “Más que un recuerdo” es una película evocadora y honesta, que invita a la reflexión sobre la fragilidad de la vida y la importancia de valorar los momentos que compartimos con aquellos que amamos.

Nota: 8/10