Mátalos suavemente (2012)

“Mátalos Suavemente” (Warm Bodies) no es la comedia romántica post-apocalíptica que algunos podrían esperar, y esta es, precisamente, una de sus mayores virtudes. Bajo la superficie de un cliché familiar – un zombi enamorado de una humana – se esconde una película sorprendentemente reflexiva sobre el amor, la pérdida y la búsqueda de la humanidad, un tema que Brad Pitt aborda con una sutileza que a veces se le echa en falta en su filmografía. La dirección de Jake Roberts, con un estilo visual que recuerda a los grandes gangsters movies de los años 40 y 50, aporta una atmósfera magnética y, a la vez, inquietante a la historia.

La película, por su parte, se sirve de un marco narrativo muy particular: un mundo devastado por un virus que transforma a la población en zombis, donde el amor entre Rusty (Tim Robbins) y Julie (Analeigh Tipton) se convierte en la chispa que podría, de alguna manera, restaurar la humanidad. Pero la trama principal, la investigación de un asesinato por parte del detective Nick Baker (Brad Pitt), se entrelaza de forma impecable con este romance. La dualidad de Pitt es fascinante; interpreta a un detective cínico y desilusionado, atormentado por su pasado, pero que, a medida que se acerca a Julie, comienza a experimentar una vitalidad que no siente desde hace años. La elección de Pitt para este papel es acertada, resaltando la soledad y la vulnerabilidad de un hombre que busca desesperadamente redención.

El guion, adaptado de un libro de Isaac Marion, demuestra cierta ambición en su exploración de las emociones. La película no rehúye de la complejidad de las relaciones humanas, incluso dentro de un contexto tan extremo. El desarrollo de la relación entre Rusty y Julie es gradual y creíble, impulsada por la necesidad de conexión y el deseo de escapar de la desesperación. Sin embargo, el guion a veces se complica excesivamente, con diálogos que, aunque bien actuados, podrían ser más concisos. La película se pierde en algunos momentos en detalles excesivos que restan ritmo a la narrativa principal. A pesar de ello, la película logra mantener el interés del espectador hasta el final, ofreciendo giros inesperados y un final que, aunque melancólico, resulta satisfactorio.

La banda sonora, con una mezcla ecléctica de jazz y música electrónica, complementa a la perfección la estética visual de la película, creando una atmósfera única. La fotografía, con una paleta de colores apagados y una iluminación cuidada, contribuye a la sensación de desolación y abandono. No obstante, la película no llega a alcanzar la altura de otras comedias románticas post-apocalípticas, como "El Diario de un Zombie" (Warm Bodies) de 2013. Aunque posee un encanto particular y un mensaje relevante, la película no logra romper con los clichés del género.

Nota: 7/10