Matilda (1996)

“Matilda” (1996), la adaptación de la novela infantil de Roald Dahl, es una joya sorprendente en un género que a menudo se considera menor. No es simplemente una película para niños, sino un cuento de hadas atípico con un toque cínico y una crítica social sutil pero eficaz. La película, dirigida con maestría por Danny DeVito, se atreve a explorar la dinámica familiar disfuncional y la importancia de la educación y la individualidad, todo ello envuelto en un halo de fantasía que la hace accesible a todas las edades.

La dirección de DeVito es el corazón de la película. Su elección de Wes Anderson como director de fotografía, a pesar de ser un nombre más asociado al estilo visual del cine independiente, aporta una estética particular, casi onírica, que complementa a la perfección la narrativa. La película es visualmente rica, con planos cuidadosamente elaborados y un uso del color que subraya el contraste entre la banalidad del mundo exterior y la magia interna de Matilda. DeVito consigue transmitir con sutileza el humor negro que impregna la historia, creando un ambiente donde la inteligencia y la astucia son recompensadas, mientras que la ignorancia y la crueldad son castigadas. La película no teme a ser un poco desagradable en algunas ocasiones, y ese es precisamente su punto fuerte.

Las actuaciones son absolutamente sobresalientes. Mara Wilson, en el papel de Matilda, es simplemente brillante. Captura a la perfección la inteligencia, la determinación y la sensibilidad de la joven protagonista. Su interpretación es natural, convincente y llena de matices. Emma Thompson entrega una actuación particularmente memorable como la Sra. Honey, la excéntrica y enigmática profesora. Thompson logra equilibrar la locura y la humanidad del personaje, creando una figura memorable que se vuelve, de una forma inesperada, un aliado para Matilda. La presencia de Rod Steiger como el Sr. Wormwood es también crucial, aportando una base de maldad calculada y una inquietante calma.

El guion, adaptado por Ronald J. Fielding, es un brillante resumen de la novela de Dahl. Mantiene la esencia de la historia, profundizando en la lucha de Matilda contra sus padres y en su encuentro con el Sr. Honey. La película no se limita a contar la historia, sino que la explora con inteligencia, mostrando las consecuencias de la falta de educación y la importancia de la empatía. La forma en que se maneja el elemento telequinético es imaginativa y divertida, sin caer en la torpeza. El desarrollo del poder de Matilda y su decisión de usarlo para ayudar a los demás es un momento clave en la película, representando un mensaje moral claro sobre la importancia de la justicia y la compasión. La película, en esencia, es una historia sobre la resistencia y la búsqueda de la propia voz, incluso frente a la adversidad.

En definitiva, “Matilda” es una película que trasciende el género infantil, ofreciendo una experiencia cinematográfica rica en matices, personajes memorables y un mensaje poderoso. Es una película que merece ser vista y reivindicada, no solo por su valor como entretenimiento, sino también por su capacidad de provocar reflexión.

Nota: 8/10