Matilda de Roald Dahl: El musical (2022)

“Matilda de Roald Dahl: El musical” no es simplemente una adaptación de la querida novela infantil; es un espectáculo vibrante y, a menudo, deslumbrante, que respeta la esencia del relato original al tiempo que lo eleva a un nivel de entretenimiento palpable. La película, dirigida por Marcus Mumford, se siente como un torbellino de color, música y magia, transportando al espectador a un mundo peculiar y encantador. La coreografía de Dann D. Scott es, sin duda, el punto culminante de la experiencia, con números musicales que son a la vez deslumbrantes y emocionalmente resonantes. Desde la tensa y atmosférica “Represión” hasta el alegre y optimista “Everything’s Coming Up Roses”, la banda sonora es una obra maestra en sí misma, complementando la narrativa y añadiendo capas de emoción. La música, escrita por el mismo Mumford y otros talentos, no es solo un acompañamiento, sino un personaje en su propio derecho.

Emma Thompson, como la Señora Honey, ofrece una interpretación magistralmente sutil y, a veces, deliciosamente cruel. Thompson captura la hipocresía y la vacuidad de la Señora Honey de una manera que es tanto divertida como conmovedora. El contraste con la actuación de Toni Collette, que encarna a la Dra. Heidegger, la directora de la escuela, es igualmente impactante. Collette es capaz de transmitir la frialdad y la manipulación de la Dra. Heidegger con una mirada, creando un personaje verdaderamente amenazante. Sin embargo, la actuación que destaca realmente es la de Alice Ayre como Matilda. Ayre posee una vulnerabilidad y una determinación que son genuinamente conmovedoras, capturando la esencia de la niña extraordinariamente inteligente y valiente que es Matilda. La química entre Ayre y el resto del elenco es evidente, lo que contribuye a la atmósfera general de alegría y emoción.

El guion, aunque leal al espíritu de la novela, no rehúye la exploración de temas como la injusticia, la soledad y el poder de la inteligencia. La película, en algunos momentos, se siente un poco forzada al intentar adaptar ciertas escenas del libro al formato musical, pero logra mantener la esencia de la historia. Los flashbacks que revelan el pasado de Matilda y la relación con sus padres son especialmente efectivos, profundizando en la motivación de la niña y añadiendo una capa de tragedia a su historia. La puesta en escena, con sus elaborados diseños de vestuario y decorados, crea un mundo visualmente rico y atractivo, que complementa a la perfección la narrativa. El uso del color es particularmente notable, con tonos brillantes y saturados que evocan el mundo mágico y optimista de la novela. En última instancia, la película logra transmitir la importancia de la autoaceptación y de defender lo que uno cree, incluso cuando se enfrenta a la adversidad.

A pesar de algunos momentos de ritmo irregular y una cierta dependencia en el espectáculo visual, “Matilda de Roald Dahl: El musical” es una experiencia cinematográfica cautivadora y gratificante. Es un espectáculo que deleitará tanto a los fans de la novela original como a aquellos que buscan un musical vibrante y lleno de magia. Representa una valiosa adaptación que honra la inteligencia y la valentía de su protagonista.

Nota: 8/10