Matinee Show (2022)

“Matinee Show” es una película que se instala en la piel, no de forma explosiva, sino a través de un lento y sutil despliegue de la vulnerabilidad. Dirigida por Mohammad Rasouli, la película se centra en un encuentro casi accidental, una coincidencia en un cine a la hora del mediodía entre dos hombres, Afran Nisho y Mehazabien Chowdhury, que se convierten en el núcleo de una historia de deseo y anhelo incomprendido. Rasouli evoca una atmósfera palpable de melancolía, utilizando el entorno del cine, con sus cortinas cerradas y su luz tenue, como un reflejo de la quietud y la introspección de los protagonistas. No se trata de una historia de amor convencional; el romance no se presenta como un camino fácil y trillado, sino como un descubrimiento doloroso y, a la vez, profundamente hermoso.

La dirección de Rasouli es exquisita en su minimalismo. Evita los clichés del melodrama y se centra en los pequeños gestos, las miradas furtivas, las pausas incómodas. La película se nutre de la tensión latente entre los personajes, transmitida principalmente a través de la actuación. Nisho y Chowdhury ofrecen interpretaciones magistrales. Nisho, interpretando a Rahim, irradia un aire de resignación y cansancio, mientras que Chowdhury, como Faruk, encarna una inquietud contenida y una vulnerabilidad que se revelan gradualmente. La química entre ellos es innegable y honesta, creando una sensación de autenticidad que es central para el impacto emocional de la película. No se trata de una actuación grandilocuente, sino de una transmisión sutil y efectiva de las emociones internas de sus personajes.

El guion, aunque conciso, es un ejemplo de precisión narrativa. Evita dar respuestas fáciles y se permite que la historia se desarrolle de forma orgánica. La película no explica, sino que sugiere. Se insinúan las razones detrás de la timidez y el deseo de los personajes, pero se deja espacio para la interpretación del espectador. Este enfoque, que podría resultar frustrante para algunos, es precisamente lo que hace que la película sea tan memorable. La historia no busca ser romántica en el sentido convencional, sino explorar la complejidad de las emociones humanas, el miedo al compromiso y la búsqueda de conexión en un mundo cada vez más aislado. La película juega con la idea de la "matinée", un horario que, por definición, implica un encuentro aislado y efímero, como la relación que se desarrolla en pantalla.

Finalmente, “Matinee Show” es una película que se queda contigo mucho después de que los créditos finales han rodado. Es una meditación sobre la soledad, el anhelo y la posibilidad de encontrar una chispa de esperanza en los lugares más inesperados. No es una película fácil de ver, pero es una experiencia cinematográfica profundamente gratificante que valora la sutileza y la autenticidad sobre el melodrama. Es un testamento a la capacidad del cine para evocar emociones y generar reflexión.

Nota:** 8/10