Matrimonio original (1941)

“Matrimonio original” (Original Sin, en su título original) no es, como a menudo se dice, la única comedia de Hitchcock. Aunque su premisa – la aparente incongruencia de un matrimonio sin acta de matrimonio – es central, la película se eleva mucho más allá de un simple gag cómico. Es una exploración inquietante de la dependencia emocional, la vulnerabilidad y las capas ocultas de las relaciones humanas. Hitchcock, en un giro sorprendente para muchos, se adentra en el terreno de lo absurdo, pero lo hace con una precisión quirúrgica que te obliga a cuestionar la naturaleza misma de la verdad y la estabilidad.

La dirección de Hitchcock es, como siempre, impecable. Su maestría en la composición y el uso del espacio es evidente en cada plano. La película se siente claustrofóbica, no por el diseño de producción, sino por la sensación de que los personajes están atrapados en una burbuja de tensión emocional. Los planos cerrados, especialmente en las escenas entre Lombard y Montgomery, transmiten la intensidad de sus sentimientos, que van desde el odio visceral hasta la necesidad de compañía. Hitchcock juega constantemente con el suspense, modulando la tensión a través de la música, la iluminación y la ausencia deliberada de diálogo en ciertos momentos cruciales, lo que incrementa la incertidumbre y el impacto emocional. La escena en la que ambos personajes, sin palabras, intentan comprender la situación es particularmente brillante, mostrando una inmersión total en el conflicto interno.

El dúo formado por Carole Lombard y Robert Montgomery ofrece interpretaciones magnéticas. Lombard, con su inconfundible encanto y su agudeza cómica, es absolutamente deslumbrante. Su personaje, Evelyn, es torpe, irritable y, a menudo, profundamente insatisfecha. Montgomery, por otro lado, ofrece una actuación más reservada, pero igualmente convincente. Sus personajes se complementan a la perfección, creando un conflicto que es a la vez cólico y desgarrador. La química entre ellos es palpable, lo que hace que su eventual y gradual reconciliación sea tanto esperada como agridulce. Aunque la comedia se basa en el error administrativo, la película va mucho más allá de las bromas y revela la complejidad de sus pasiones ocultas y la dependencia emocional que se ha desarrollado a lo largo de los años.

El guion, adaptado de la obra teatral de George Abbott, es la verdadera joya de la película. Hitchcock no se limita a relatar el error administrativo; en cambio, utiliza el conflicto de la falta de matrimonio como catalizador para exponer las verdaderas motivaciones y sentimientos de los personajes. El guion es sutilmente construido, revelando gradualmente la historia de su relación y el significado de su “matrimonio original”, que se basa en la necesidad, la comodidad y el miedo a la soledad. Es una crítica velada al matrimonio como institución, cuestionando la noción de legalidad frente a la verdadera unión emocional. La idea de que la falta de formalidades puede, paradójicamente, fortalecer un vínculo es una reflexión sorprendente y profundamente inquietante, que permanece en la mente después de ver la película.

Nota: 8.5/10