Matrix Resurrections (2021)

‘Matrix Resurrections’ no es una secuela en el sentido tradicional. Es más bien una reorientación, un ejercicio de auto-reflexión sobre la franquicia y un intento, quizás ambicioso, de replantear los fundamentos de la rebelión. Después de más de dos décadas desde la vertiginosa original, las nuevas entradas, interpretadas por Keanu Reeves y Carrie-Anne Moss, regresan a un mundo que parece haber olvidado la verdad de la Matrix, una realidad simulada de la que la mayoría de la población ignora su existencia. Y la primera impresión, honestamente, es de decepción. El estilo visual, aunque impecable en detalles y con grandes avances tecnológicos, se siente excesivamente brillante, casi ostentoso, buscando la espectacularidad a costa de la atmósfera que caracterizaba las entregas anteriores. Las explosiones, los efectos visuales y las secuencias de acción son, sin duda, impresionantes, pero, en última instancia, se alejan demasiado de la sustancia que hizo grande a la serie.

La dirección de Lana Wachowski, que también escribe el guion, demuestra una clara intención de profundizar en la psique de sus personajes, explorando la idea de la memoria fragmentada, la identidad construida y la búsqueda de la libertad interior. Reeves ofrece una interpretación sólida de Thomas Anderson, ahora conocido como “Capitán,” un programador que ha aceptado su vida, con sus rutinas y sus aparentes limitaciones. Sin embargo, la película a menudo se siente atrapada en un laberinto conceptual, presentando ideas interesantes pero sin desarrollar suficientemente sus implicaciones. Las conversaciones sobre la naturaleza de la realidad, la vigilancia y el control social se plantean, pero su impacto emocional no es tan fuerte como podría ser. La actuación de Carrie-Anne Moss es, sin duda, el punto fuerte de la película, dotando a Trinity de una profundidad y una vulnerabilidad que la convierten en el corazón de la historia. Su lucha interna por recordar y recuperar su pasado, junto con su creciente desconfianza en Thomas, es lo que realmente mantiene la película en pie.

El guion, aunque intrincado y con un planteamiento original, podría haber sido más conciso. Se introduce una cantidad considerable de personajes nuevos, algunos de los cuales, como Yahya Abdul-Mateen II, aportan frescura e interés, mientras que otros, como Jessica Henwick, se sienten un poco superfluos. La inclusión de elementos como la realidad virtual y las nuevas formas de control social, aunque innovadoras, parecen un poco forzadas, y a veces se sienten como un mero ejercicio de ‘cerebro’ en lugar de construir una narrativa cohesiva. El uso del humor, a veces sutil, a veces evidente, es inconsistente, y a menudo resta valor a las escenas más dramáticas. No obstante, hay momentos de brillantez y reflexiones profundas que demuestran el potencial creativo de la película. El choque entre la nostalgia y la innovación es palpable, y aunque el resultado final no es perfecto, 'Matrix Resurrections' ofrece suficiente material para que los fans reflexionen sobre el legado de la saga y sobre la propia naturaleza de la realidad.

Nota: 6.5/10