“Matthew Blackheart: Monster Smasher” es una película que, a pesar de su concepto prometedor y visualmente ambicioso, no logra alcanzar el impacto que su premisa sugiere. En un Nueva York futurista y sombrío, donde las cicatrices de una guerra olvidada se manifiestan en formas grotescas y monstruosas, la película propone un thriller de acción con elementos de ciencia ficción y horror que, en última instancia, se siente ligeramente desordenado.
La dirección de Gareth Evans (conocido principalmente por su trabajo en ‘Baskin’ y ‘High Tension’) es efectiva en lo que respecta a la creación de una atmósfera opresiva. La película recurre a un estilo visual agresivo, con planos cerrados y movimientos de cámara rápidos que se traducen en escenas de acción frenéticas y memorables. Sin embargo, esta intensidad, a veces, diluye el impacto emocional. La película se enfoca tanto en la acción desbordante que en la exploración profunda de las consecuencias psicológicas del trauma de la guerra y la desconexión humana.
El reparto, encabezado por Robert T. Bogue, aporta una sólida presencia. Bogue, con su mirada cansada y su porte de veterano endurecido, es convincente como un hombre atormentado por los fantasmas del pasado. Christopher Heyerdahl, como el misterioso y carismático antagonista, ofrece un rendimiento decente, aunque su personaje carece de la complejidad que se podría haberle atribuido. Jay Baruchel, aunque con un papel relativamente limitado, contribuye con su habitual energía y presencia escénica.
El guion, sin embargo, es el principal punto débil de la película. Si bien la trama principal es intrigante y ofrece momentos de tensión, la ejecución es, en ocasiones, torpe y llena de agujeros argumentales. El ritmo es irregular, alternando momentos de acción intensa con diálogos que, en su mayoría, carecen de impacto. Se intenta incorporar elementos de comentario social y político, explorando las consecuencias de secretos ocultos, pero estos elementos se integran de manera superficial, perdiendo su fuerza y resonancia. La película se esfuerza por abarcar demasiados temas sin profundizar en ninguno, resultando en una experiencia fragmentada y poco satisfactoria.
No obstante, "Matthew Blackheart: Monster Smasher" posee un valor de entretenimiento innegable. Las escenas de acción, aunque a veces excesivas, son visualmente impactantes y llenas de adrenalina. La ambientación futurista, aunque no innovadora, es visualmente interesante. Si se aborda la película como un espectáculo de acción puro, puede ser disfrutada por aquellos que buscan una experiencia cinematográfica visualmente estimulante, pero para aquellos que buscan una narrativa más profunda y un guion más pulido, puede resultar decepcionante.
Nota: 6/10