Mavka: Guardiana del bosque (2023)

“Mavka: Guardiana del Bosque” es una película que llega con una anticipación colosal, cargada de expectativas generadas por su presupuesto y su origen ucraniano. Y, en última instancia, la película entrega una experiencia visualmente deslumbrante, aunque a costa de una profundidad narrativa que a veces se queda corta. La dirección de Taras Verbasco, a quien conocimos por su trabajo en “Shadows of Forgotten Ancestors”, demuestra una evidente maestría en la creación de un universo visualmente rico y evocador, particularmente en las imágenes de la naturaleza. La película se presenta como una carta de amor al paisaje ucraniano, con una paleta de colores vibrantes y una fotografía que captura la belleza cruda y salvaje de sus bosques y ríos. Se siente un claro respeto por el entorno natural, y la película es capaz de transmitir una atmósfera mágica y casi onírica que te envuelve desde el primer momento. Sin embargo, esta riqueza visual no siempre se traduce en una historia convincente.

El guion, adaptado de la novela de Mykhailo Kotsiubinsky, se basa en un relato clásico de amor prohibido, pero carece de la complejidad emocional que podría haber elevado la película. La trama, aunque aparentemente sencilla, se desarrolla con un ritmo lento y a veces confuso. Se presenta la dualidad de Mavka, dividida entre su deber ancestral y sus sentimientos por Lukas, pero la exploración de estos conflictos internos es superficial. Hay momentos que se echan de menos una mayor reflexión sobre las implicaciones de su elección, tanto para ella como para el mundo que la rodea. La introducción de elementos folclóricos y la mitología ucraniana, aunque bien integrados en el diseño visual, a veces se sienten como adornos, sin aportar una dimensión más profunda al conflicto central.

Las actuaciones son un punto fuerte indiscutible. Lesya Samokhvorova, en el papel de Mavka, ofrece una interpretación conmovedora y llena de matices. Su vulnerabilidad y su lucha interna se transmiten con sinceridad, convirtiéndola en una protagonista con la que es fácil empatizar. Oded Kotek, como Lukas, también realiza un trabajo sólido, aunque su personaje, en general, carece de complejidad. La química entre los dos actores es palpable, lo cual ayuda a que la relación amorosa, por lo menos inicialmente, sea creíble. La interpretación del anciano guardián de Mavka, por parte de Vladislav Voloshin, añade una nota de sabiduría y melancolía al relato.

A pesar de sus deficiencias narrativas, “Mavka: Guardiana del Bosque” es una película visualmente impresionante que celebra la belleza del paisaje ucraniano. Es una película que se dejará apreciar, especialmente por su apartado técnico y las interpretaciones de sus protagonistas. Sin embargo, es una experiencia que, aunque emotiva, podría haber profundizado en los temas que plantea, ofreciendo una reflexión más rica y un final más satisfactorio. La película es un esfuerzo ambicioso que, aunque no alcanza todas sus aspiraciones, merece ser vista por su valor estético y su conexión con la rica tradición folclórica ucraniana. Es un espectáculo, sin duda, pero más visual que emocional.

Nota: 6.5/10