¡Me ha caído el muerto! (2008)

“¡Me ha caído el muerto!” es una comedia negra con un trasfondo macabro y una propuesta original, aunque no siempre pulida. Ricky Gervais, en el papel de Bertram Pincus, ofrece una actuación sorprendentemente conmovedora, explotando al máximo el potencial de un personaje profundamente amargado y socialmente torpe. La complejidad de su carácter, y su incapacidad para conectar con los demás, son las claves para que el espectador se involucre en su particular situación. Gervais no se limita a la caricatura; logra infundir una sutil vulnerabilidad a Bertram, convirtiéndolo en un protagonista con el que, a pesar de su cinismo, podemos sentir cierta empatía.

La dirección de Danny Cannon es, en general, competente, estableciendo un tono inquietante y a la vez absurdo. Las escenas con los muertos esparcidos, que inicialmente parecen una forma de humor negro, se convierten en momentos de genuina tensión, a menudo ligados a la desesperación de los fallecidos que buscan una oportunidad para explicar su situación. La banda sonora, minimalista y con toques de jazz, contribuye a crear una atmósfera particular, amplificando el sentimiento de incomodidad y de realidad alternativa. Sin embargo, hay algunos momentos en los que la dirección se ve afectada por la sobreexposición de efectos visuales que, aunque no son horribles, restan impacto a la narrativa.

El guion presenta ideas interesantes, pero su ejecución no siempre es la más elegante. La premisa de la película es lo que la hace atractiva, y la idea de que Bertram debe resolver los problemas de los muertos es novedosa. No obstante, el guion se complica demasiado en algunos puntos, introduciendo personajes secundarios con motivaciones poco claras y diálogos que, a veces, se sienten forzados. La trama se desarrolla a veces de forma precipitada, sin profundizar lo suficiente en las implicaciones morales y existenciales de la situación de Bertram. Es una película que podría haber sido mucho más sutil y reflexiva si hubiera apostado por un ritmo más pausado y una escritura más contundente.

A pesar de sus fallos, “¡Me ha caído el muerto!” ofrece momentos de brillante humor negro y una propuesta visualmente atractiva. La película se beneficia enormemente del talento de Gervais, quien domina la caracterización de su personaje y aporta un elemento de realismo y humanidad a una historia inherentemente absurda. Si bien la trama carece de la profundidad que se podría haber esperado, la película funciona como una comedia de situación con elementos sobrenaturales, entretenida y, en ocasiones, sorprendentemente emotiva. No es una obra maestra, pero sí una propuesta original y, sin duda, memorable.

Nota: 6/10