Medidas extraordinarias (2010)

“Medidas extraordinarias” no es una película que te consuele, sino que te aferra a la pantalla con una intensidad casi física. Dirigida por Robert Borg, esta producción sueca se entrega a una exploración sombría y visceral de la desesperación, el amor paternal y los límites de la ciencia en busca de una cura. La historia, centrada en John y Aileen Crowley, nos sumerge en su dolor al intentar encontrar un investigador capaz de diagnosticar y, si es posible, curar a sus dos hijos, afectados por una condición genética que los condenan a una vida de sufrimiento. La película no se centra en la espectacularización del drama médico, sino en la cruda realidad emocional que acompaña a esta lucha.

La dirección de Borg es notablemente sutil. Evita los clichés del género, priorizando la construcción del ambiente y la atmósfera. Los planos son amplios, mostrando la inmensidad del paisaje sueco y, a menudo, la soledad del protagonista, John, interpretado por Stellan Skarsgård. Skarsgård ofrece una actuación excepcional. Su interpretación es magistralmente controlada, transmitiendo la angustia, el miedo y la impotencia de un padre que ve su mundo desmoronarse ante sus ojos. No recurre a la teatralidad, sino a una silenciosa intensidad que comunica la profundidad de su desesperación de manera absolutamente convincente. Elisabeth Bergström, como Aileen, complementa a la perfección a Skarsgård, mostrando una fuerza interior sorprendente en medio de su propio sufrimiento. Su relación es el núcleo emocional de la película, un duelo silencioso y una búsqueda compartida de esperanza.

El guion, adaptado de la novela homónima de Jonas Jonasson, es complejo y, a veces, inquietante. La película se adentra en temas morales difíciles, planteando preguntas sobre la ética de la investigación científica, la vulnerabilidad de los individuos ante la enfermedad y la búsqueda de soluciones extremas. El ritmo es deliberadamente pausado, permitiendo que el espectador procese la gravedad de la situación. La trama, que inicialmente parece lineal, se complica con el paso de las horas, revelando secretos y giros inesperados que desafían la percepción del espectador. Si bien la parte final puede resultar algo abrupta para algunos, contribuye a la ambigüedad moral que impregna la película. No hay respuestas fáciles; la película se concentra en la pregunta de hasta dónde se puede llegar en la búsqueda de la felicidad, incluso si esa búsqueda implica cuestionar los límites de la humanidad.

A pesar de su tono oscuro y su lentitud, "Medidas extraordinarias" es una película profundamente conmovedora. Es una obra que te hace pensar, que te persigue en la mente después de que los créditos finales han terminado de rodar. No es un espectáculo visualmente deslumbrante, pero sí una experiencia cinematográfica rica en matices emocionales y moralmente ambigua. Es una película que merece ser vista, no por su entretenimiento superficial, sino por su capacidad para provocar y cuestionar.

Nota: 8/10